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Crítica: "María y los demás", por Javier Collantes

Nely Reguera, la directora de este relato cinematográfico, debuta en su primer largometraje, después de realizar trabajos en el mundo del cortometraje, con visos del cine de Gracia Querejeta. Su estreno no puede ser más acertado. En un tono minimalista, audaz y liberador, habla sobre el universo poliédrico familiar, que tantas veces nos ha visitado en el espacio fílmico.


De esta forma sencilla, "María y los demás" conjuga el dramatismo interior con unas dosis de humor de 'casa', es decir, las tonalidades de la grandeza y miseria del espacio de los lazos sanguíneos, un terreno abrupto y, a su vez, necesario de ser comprendido. Es, de una manera pequeña, como se presenta la historia de una mujer que, desde que murió su madre, ha cuidado de su padre y hermanos.


Responsable, una especie de mater para todos, es, por ello, que, cuando su padre se enamora de su enfermera y anuncia el compromiso de casarse, la vida de María se resquebraja. Con 35 años, sin novio, con un amante sin futuro en dicha relación, su vida entra en un vacío casi total. Rodada en modo de plano fijo, se acompaña de una banda sonora de tintes nostálgicos y una fotografía que encaja con su localización y paisaje -Galicia como entorno de una historia de cambios-.


Noticias, recuerdos y siempre María, su protagonista. La mujer sufridora, sacrificada, invisible, cargada de responsabilidad ante hermanos y padre, se convierte aquí en un ser desprotegido, fuera de su lugar, intentando saber hacia dónde camina su vida. El resto tienen sus planes, relaciones más o menos consolidadas, y una noticia será el detonante de una catarsis entre ella y el resto de su familia.


Bien rodada, sin estridencias, este film es un lienzo de comportamientos, reacciones, verdades, sentidos... para otorgar a Bárbara Lennie una interpretación extraordinaria, sobria, de miradas y presencia en cada plano de una excelente película que ofrece más y más en cada secuencia. Sin olvidar al resto de intérpretes, realmente impecables, sus virtudes se encuentran en su argumento, en el modo de narrar, en su puesta en escena sin adornos.


Esta terapia familiar resulta divertida, seria, necesaria, cine de categoría, modesto pero muy sobresaliente en todos sus elementos. María, Bárbara, Nely y los demás nos convencen y emocionan con sus sentidos y sus palabras en un espacio universal: la familia. Cine español de nivel en una ópera prima sobresaliente, donde el cine entiende de calidad y esta obra es tan grande e inmensa como el espacio vital de sus personajes.