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Crítica: "Que Dios nos perdone", por Paco España

Rodrigo Sorogoyen ya nos sorprendió hace tres años con "Stockholm", un drama románico que llevó a sus dos protagonistas, Aura Garrido y Javier Pereira, a la máximas cotas de valoración interpretativa, incluso hizo a éste último ganador del Goya a Mejor Actor Revelación. En esta ocasión, el registro ha cambiado completamente. Se trata de una película de suspense en la que dos policías muy diferentes, encarnados por Antonio de la Torre (Velarde) y Roberto Álamo (Alfaro), buscan denodadamente un asesino de ancianas, que desarrolla sus habilidades en Madrid en fechas próximas a la visita del pontífice Benedicto XVI en el verano de 2011.


Antonio de la Torre, actor al que vimos en un cortometraje de Daniel Sánchez Arévalo titulado "Profilaxis" hablándonos directamente de los efectos profilácticos de un buen tacto rectal y que ganó el Goya a Mejor Actor Revelación en 2007 por "AzulOscuroCasiNegro" del mismo director, es asquerosamente bueno. Resulta reiterativo, pero este actor vuelve a estar muy bien en su papel, un policía metódico, obsesivo, tartamudo y con grandes problemas en sus relaciones personales, similares problemas a los que reproduce su compañero, el inconmensurable Roberto Álamo, también ganador del Goya en otra película de Sánchez Arévalo, "La gran familia española" en 2013, que incorpora a un personaje ultra violento, alcohólico, intuitivo y leal.


La película se sustenta en el trabajo de estos dos actores, bien secundados por Luis Zahera, Mónica López, Raquel Pérez, José Luis García y, muy especialmente, el famélico, desconocido, amenazador e inspirado Javier Pereira, cuya aparición en el último tercio de la misma revitaliza un guión exhausto producto de las reiteraciones, las situaciones inexplicables -como la que Alfaro aparece golpeado y borracho- o las claramente prescindibles -como la conversación sobre las putas entre ambos policías-.


La falta de más depuración en el guión hace que este trabajo no llegue a ser excelente, como la reciente "Tarde para la ira", pero, sin duda, es una buena y entretenida película. "Que Dios nos perdone" resuelve sus ultimas secuencias bajo la lluvia en Requejada, con la chimeneas de Solvay de fondo. Y no es su única referencia a Cantabria: el asesino en serie tiene más que razonables similitudes con José Antonio Rodríguez Vega, apodado 'el mataviejas', que asesinó en Santander, entre 1987 y 1988, al menos a 16 ancianas.