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Crítica: "Cazafantasmas" (2016), por Jesús Caro

Y llegó el momento de 'enfrentarse' a uno de los remakes más cuestionables de la temporada. Odiada por parte de los fans del film original en el que se basa mucho antes de que siquiera comenzase su rodaje, esta revisión del ochentero título que marcó la juventud de muchos levanta innumerables puntos de discusión, no sólo como film en sí mismo sino de su referencia directa como comedia divertida a la que el paso del tiempo no la ha tratado nada mal.


Lo primero y principal, que lastra la existencia de la cinta, es ser una mera copia (no confundir con homenaje): su estructura general es, exactamente, igual a la de Ivan Reitman -toma fragmentos y escenas literales que denotan la falta de interés (o talento) por parte de los guionistas de turno a la hora de aportar algo meramente aprovechable a la historia, así como bastantes chistes sin gracia que parecen ser fruto de la improvisación que de un trabajo previo de escritura-.


Pese a que esta circunstancia no agrade a quien critica al elenco actoral femenino con descalificaciones personales, el que peor trabajo realiza es un hombre. Mientras que las cuatro actrices se esfuerzan en hacer un trabajo digno, con desiguales resultados -la más destacable es Leslie Jones con algún golpe de humor (aislado) y una inspirada escena en un concierto que consigue arrancar, en el mejor de los casos, una sonrisa al espectador-, quien peor desempeña su labor es Chris Hemsworth como  personaje de un solo gag efectivo, insípido y estúpido que aparece haciendo las veces de villano involuntario y con un tramo final absolutamente bochornoso.


Entre los aspectos positivos destacan los agradecidos cameos de Murray, Aykroyd, Weaver, Hudson, Potts e incluso de Ramis en forma de busto, la aparición de Andy García como alcalde de Nueva York (correcto, sin más), la 'nueva' banda sonora a la que (por desgracia) no se le saca todo el partido que se debiera, y los efectos especiales, realmente impresionantes, sobre todo el diseño de los fantasmas y monstruos varios muy bien aprovechados.


Este clon alterado de Paul Feig es un fallido ejercicio de estructura y ritmo narrativo, vistoso en sus efectos especiales pero no en la belleza visual de su conjunto, que mira en demasía al pasado y transmite al espectador un sentimiento de, por lo menos en este caso, cualquier tiempo pasado, cinematográficamente hablando, fue mucho mejor.