La filmografía de este director ("Tensión sexual no resuelta", "Isi & Disi: Alto voltaje", "Una de zombis") no era un aliciente muy poderoso para presenciar su último trabajo, pero, como ocurre tantas otras veces en el cine, los trabajos previos no sirven en absoluto para juzgar los actuales: ni para bien, ni para mal. Miguel Ángel Lamata ha escrito y dirigido una historia romántica verbalizada, en la que dos personajes, heridos por sus relaciones anteriores, establecen un juego que consiste en hablar de la vida, imaginándose unas realidades mucho más benevolentes que las que las suyas reales, lo que confiere un curioso tono de ensoñación fantástica.
Puede compararse esta película con cualquiera de las que componen la trilogía "Antes..." de Richard Linklater, pero con un tono vital existencialista menos elevado que éstas. Los dos personajes protagonistas pasean por las calles de Zaragoza y charlan en sus locales, al tiempo que el conocimiento mutuo les lleva hacia un inexorable enamoramiento. Estupendo el trabajo de sus dos protagonistas. Por un lado, Michelle Jenner, una enorme actriz que hace mucho tiempo que dejó de ser la 'chati' de Hugo Silva en "Los hombres de Paco” y eclosionó en "No tengas miedo", de Montxo Armendáriz, pero, sobre todo, cuando compartió la larga primera secuencia con un gran actor como Eduard Fernández en "Todas las mujeres", de Mariano Barroso.
Por otro, el magnífico actor cántabro Eduardo Noriega, con títulos a sus espaldas como "Tesis", "Abre los ojos", "El invierno de las anjanas", "Nadie conoce a nadie", "Plata quemada", "El espinazo del diablo", "Guerreros", "Lobo", "El método", "Alatriste", "Blackthorn", "Una pistola en cada mano" y el cortometraje clásico "Allanamiento de morada", entre otros muchos trabajos. Casi nada. A Eduardo, un hombre guapo, siempre le ha 'perjudicado' su físico a la hora de apreciar sus trabajos, lo mismo que le ocurrió a Alain Delon o, actualmente, a George Clooney y Leonardo Di Caprio.
Parece que los trabajos de interpretación se valoran mejor en actores como el mencionado Eduard Fernández, el francés Daniel Auteil, o los norteamericanos Paul Giamatti, Al Pacino, Steve Buscemi y Willem Dafoe. Aparte de cuestiones estéticas, el tiempo siempre pone las cosas en su sitio, y a Noriega y trabajos como el suyo en la citada "Una pistola en cada mano", de Cesc Gay, capaz de poner el Premio Goya en la mano de Candela Peña.
Volviendo a la película, a los dos interpretes principales se suman los trabajos tangenciales de Amaia Salamanca -de la que se agradece su eficaz contención-, el retorno de Gabino Diego -como galán sin escrúpulos- y Fele Martínez, que se reencuentra con Noriega como el divertido colega del protagonista, con momentos hilarantes de sincera amistad. "Nuestros amantes" da más de lo que cabía esperar, unos diálogos chispeantes y divertidos (no todos – 'está de cognac') que invitan a reflexionar y unas interpretaciones con muy buen nivel.