La trayectoria de esta directora es breve, pero, aún así, incluye títulos sumamente interesantes y con temáticas complicadas como los casos de "Yoyes" (2000) -Dolores González Cataraín, miembro de ETA, es asesinada por sus correligionarios al cuestionar la estrategia y la trayectoria de la organización terrorista-, o "La buena nueva" (2008) -un joven sacerdote se cuestiona la posición de la iglesia en un momento histórico de posguerra en el que la represalia sangrienta y la desaparición súbita estaban a la orden del día, mientras que institución eclesiástica ignoraba, o incluso respaldaba, dichas desapariciones-.
Tras mas de seis años, Helena Taberna hace una nueva y difícil incursión, ahora en el mundo se las sectas y los suicidios colectivos. Dentro de este tema no hay demasiados ejemplos, pero recientemente pudimos disfrutar de la calidad de "Martha Marcy May Marlene" (Sean Durkin, 2011), donde se relataban, con precisión quirúrgica, los mecanismos para captar adeptos y la sutilidad con la que los líderes de estas organizaciones se introducen en sus mentes y se hacen propietarios de sus posesiones, pensamientos y voluntades.
Pequeñas acciones que parecen normales, pequeñas reglas para organizar el grupo que parecen lógicas sin serlo. Todo un complejo proceso que anula la voluntad individual y hace muy difícil salir de estas dinámicas. Helena Taberna no acierta en reflejar la sutilidad del funcionamiento de la secta. Lo que en la película se cuenta es absolutamente previsible. Una historia que adquiere la forma de thriller al tratarse de una joven desaparecida y buscada por su hermano y la policía. Al margen del innegable magnetismo de Ingrid García Jonsson y la eficiencia de Ana Gracia, la elección del casting no parece adecuada.
Goya Toledo es una inspectora de policía que está enrollada con un agente infiltrado en la secta y que ejerce de inseminador ocasional interpretado por ¡Jon Kortajarena!. Atención al dato: este personajes es menos creíble que José Luis Torrente protagonizando "Downton Abbey". Daniel Grao y Juana Acosta en una relación sentimental increíble. Josean Bengoechea, excelente actor y protagonista del cortometraje "Sintonía" -curiosamente, en su debut en el cine tiene el personaje que asesina a Yoyes-, interpreta a un suboficial de policía que va y viene sin un propósito claro.
Existen en esta película muchas secuencias con muy poco criterio de lo verosímil, como es el caso de la que pone punto final a la líder de la secta. Buena en el aspecto fotográfico, pero espantosa en el plano narrativo. "Acantilado" muestra con toda su belleza natural la costa de la isla de Gran Canaria, pero, en lo que se refiere a contarnos la historia de una secta, naufraga con bastante claridad.