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Crítica: "La verdad duele", por Pelayo López

El tono de denuncia de este biopic de Bennet Omalu, neuropatólogo forense norteamericano de origen nigeriano que descubrió la enfermedad neurodegenerativa denominada CTE (Traumatismo Craneoencefálico Crónico), hermana esta historia con otras anteriores y de corte similar, como "Erin Brockovich" o "El dilema". En este caso, la Liga de Fútbol Americano NFL toma el lamentable relevo, precisamente, de otras muchas corporaciones, como eléctricas o tabacaleras -a éstas últimas, por cierto, se menciona en numerosas ocasiones-, en calidad de objetivo de la acusación. 


Will Smith se deja el disfraz de superhéroe tipo Hancock y vuelve a enfundarse el de héroe a pie de calle, uno de esos personajes en los que encaja a la perfección, una suerte de abogado defensor estilo Matthew McConaughey negro entre "Soy leyenda" y "En busca de la felicidad". A su lado, uno de los personajes femeninos menos interesantes de los últimos tiempos. Gugu Mbatha-Raw sirve, únicamente, de hermosa comparsa para la re-afirmación de los orígenes del macho alfa, un papel muy distante al dotado de carácter y personalidad que le sirvió para llamar la atención en "Belle".


Por otro lado, Alec Baldwin demuestra ser un actor más que competente para la industria, por mucho que se deje ver anecdóticamente en curiosidades hispanas como "Torrente 5: Operación Eurovegas", y la breve aparición del británico Eddie Marsan, nombre desconocido para rostro reconocible, nos recuerda una vez más su atemperada brillantez interpretativa. Todo un elenco al servicio de un foco central: Will Smith. Como botón de muestra: la secuencia inicial, un sencillo pero más que eficaz arranque de meritoria oratoria en el que se plantean las profundas tesis del arraigado comportamiento del personaje principal.


En este sentido, otras tres secuencias definen el cuerpo del discurso: una primera en la que recibe el manifiesto apoyo de su superior y mentor para dar el necesario e irrevocable paso al frente tras su descubrimiento; una segunda en la que tiene lugar su exposición del mismo a la máxima eminencia del área médica en cuestión; y el crucial encuentro con el responsable de la comisión médica de la contra-parte rival. Precisamente, la sobre-exposición relacional con un deporte USA y el sueño americano, presentado como una residencia en el centro en una urbanización, la hacen perder enteros, así como su aderezo melodramático.


Escritor y guionista, Peter Landesman firma y filma esta cruzada personal, a medio camino entre lo profesional y lo moral, que puede referenciarse con los recientes estrenos de "Spotlight" y "La gran verdad". Mientras que respecto a la segunda se distancia por no lidiar con estructuras más complejas -al dejarse llevar por un relato narrativo tradicional-, en lo que concierne a la primera sale perdiendo al carecer de cierta tensión argumental e incisión de su faceta periodística, algo que sí definía a su propio y cercano libreto de "Matar al mensajero".