Como obra maestra del Siglo de Oro español y de la dramaturgia universal de todos los tiempos, cada época descubre en ella lo que necesita. La Compañía Nacional de
Teatro Clásico la ha puesto en pie en tres ocasiones (1988, José Luis Alonso; 2000, Sergi Belbel; y 2010, Eduardo Vasco) y esta vez propone un nuevo acercamiento,
necesariamente distinto, con el afán de continuar desvelando al público lo que se esconde tras las palabras de Calderón. Este viernes y sábado, 15 y 16 de Enero, el
Palacio de Festivales de Cantabria alberga, en sesiones de 20:30 h., la representación de "El alcalde de Zalamea", de Calderón de la Barca.
Bajo la dirección de Helena Pimienta, que profundiza en la obra de Calderón después de "La vida es sueño", un reparto formado por Carmelo Gómez, Joaquín Notorio, Jesús
Noguero, Clara Sanchis, David Lorente, Rafa Castejón, Oscar Zafra, Alvaro de Juan y Alba Enríquez, hasta un total de 24 intérpretes, protagoniza, al eco de la guitarra
de Juan Carlos de Mulder y la cantante Rita Barber, esta pirueta imposible, el movimiento de lo cómico a lo trágico y viceversa.
Una obra sobre el amor porque el autor pone el acento en el desamor. Una obra sobre la justicia porque predomina la injusticia. Una obra sobre el honor como sinónimo
de fama, opinión o virtud imprescindible en un militar, en el ejército de un estado, o como conciencia y dignidad personal, algo a lo que todo ser humano tiene derecho
y, con demasiada frecuencia y demasiado pronto, hacen acto de presencia el deshonor, el abuso, el fingimiento.
Y ¿qué decir de la excepcional construcción de los personajes?. ¿Los que están y los que llegan a Zalamea?. Contradictorios, como siempre en Calderón. Esta es la
historia de un fracaso, del abuso de unos seres humanos sobre otros, de una batalla perdida, como lo es la de la propia vida humana. Calderón parece querer lanzarnos
esa idea al igual que lo hizo Cervantes. Helena Pimienta, palabra a palabra, verso a verso, apuesta por la vida, por la ficción que nos cuenta, porque cree en el sueño
de lo imposible que habita en nosotros desde el principio de los tiempos.