script

Crítica: "Everest", por Javier Collantes

Como si fuese uno de tantos films de catástrofes que se estrenaban en las décadas de los 70 y los 80, ahora nos llega un nuevo título cortado por el mismo patrón y, a su vez, basado en hechos reales y ambientado en el pico más alto del planeta. Esta historia, recreada por momentos de forma un tanto libre, retrata la aventura de dos expediciones en el año 96, un impresionante recorrido por alcanzar una montaña llena de belleza. Un intento individual y en equipo por hacer cumbre, el sueño de una conquista pero también un enfrentamiento, cara a cara, con un tormenta de nieve desproporcionada, atroz, tremenda.


Casi a modo de homenaje, esta película discurre entre escenarios naturales y reconstrucciones del mismo en estudios cinematográficos y a base de cartón piedra. Sobre elementos dramáticos y emocionales cuya teoría resulta fácil de entender, su forma de trasladarla en imágenes y conectar con el espectador, sin embargo, resulta fallida. Este tratado de cine espectacular ni emociona ni transmite. Sus principales carencias radican en una pobre narración y unos decorados de baile de disfraces, en definitiva un resultado un tanto bochornoso en comparación con otras cintas como "Máximo riesgo", "Límite vertical", "Viven", "Supervivientes en los Andes"... A todos estos títulos, su carga emocional, artística y comercial les otorgan un mayor estilo y envergadura.


"Everest" no resulta interesante ni épica, únicamente se queda en un ejercicio plomizo cuyo mayor logro para el espectador será terminar su visionado sin haberse recostado sobre la nieve. La necesaria presentación de numerosos personajes demanda un equilibro controlado, aunque aquí resulta de una desproporción caótica. A ello se une la falta de empatía de la mayor parte de ellos, circunstancia aderezada, entre otros factores, por unos diálogos de presunta seriedad pero ridículo póstumo. Distancia, desgana, tedio... un alud que te arrasa y te hunde en la butaca con un largo bostezo.