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Crítica: "Spring Breakers", por Marta Ingelmo

En "Spring Breakers", cuatro jóvenes estudiantes, con ganas de mucha juerga, acaban en la cárcel tras ser sorprendidas en una casa llena de drogas durante sus locas vacaciones escolares de primavera ('spring break'). En el momento de su estreno en el Festival de Venecia, el foco de atención de los medios fue la transformación de 'la chica Disney' Selena Gómez en una de las cuatro salvajes adolescentes de la película. Muy llamativo. Entonces, Cahiers du Cinema le da un segundo puesto en su top 10 de películas del año.


La película nos presenta a cuatro pavas descontroladas, capaces de hacer lo que sea para poder ir al viaje de 'Spring Break', que en España equivaldría a las vacaciones de Semana Santa. Tetas, culos, playa, alcohol, drogas, bikinis diminutos y cuerpos 10 es lo único que vemos en la primera media hora del film. Parecía más un reality malo de MTV que una película de autor. Pero, cuando estaba a puntito de rendirme y abandonar ahí la película, aparece James Franco y empieza la historia de verdad.


Franco, que interpreta a un traficante de drogas amante de las armas, la violencia, el sexo y sobre todo el dinero, consigue crear una historia con las cuatro jóvenes que engancha. La repetitiva voz en off, que en un principio me parecía un intento de darle profundidad a una película que no la tenía, de pronto tiene sentido. Los saltos en el tiempo y las imágenes de desenfreno, que en ocasiones resultan repulsivas y en otras nos hace desear formar parte de ese mundo, hipnotizan.