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Crítica: "Jack Reacher", por Pelayo López

Si esperas una película de acción de las de hoy en día, no vayas a verla. Aquí lo máximo en adrenalina que te vas a encontrar es una medio pelea callejera uno contra cinco (por qué los gallitos rivales pronto se convierten en avestruces), una persecución automovilística urbana a tres coches (que finaliza sin una bandera a cuadros pero con una gorra de la suerte), o un accidente doméstico con la bañera y su cortina (cuidado con los resbalones). Por mucho que compartan intérprete cinematográfico, Ethan Hunt y Jack Reacher son como la cara y la cruz de una misma profesión. Antagonistas, sí, pero, cada uno a su manera, igualmente eficaces. El primero, agente secreto; el segundo, ex-policía militar. Sin embargo, Jack Reacher, al menos en la primera entrega de esta nueva franquicia cinematográfica -seguramente habrá algunas más porque material literario hay de sobra-, parece mas bien la evolución 2.0 del personaje de Cruise en "Algunos hombres buenos", fundamentalmente porque aquí la fuerza bruta o las resoluciones tipo MacGyver brillan por su ausencia y son sustituidas por una investigación concienzuda y una diplomacia teledirigida.
Aún así, pese a no contar con los excesos de hoy en día en lo que a explosiones y demás, lo cierto es que se dosifican acertadamente las mencionadas pocas secuencias de acción, de modo que el especador en ningún momento tiene la sensación de aburrirse, argumento equilibrado igualmente por la creciente tensión sexual no resuelta entre los dos personajes protagonistas: la abogada de un ex-tirador del ejército acusado de un múltiple asesinato, a quien todas las pruebas parecen incriminar, y el atípico investigador privado que colaborará con ella a petición del propio presunto culpable, a quien le une un extraño vínculo del pasado militar de ambos. De por medio, ella es hija del fiscal, y, además, se acaba destapando una conspiración con tentáculos que ponen en tela de juicio la credibilidad de alguno de los aparentemente menos implicados. Christopher McQuarrie, guionista de "Sospechosos habituales", es el director de este thriller policiaco que, sin que este nuevo libreto se acerque demasiado al mencionado, se sitúa más lejos del actual y más cercano al de género de finales de los 70/principios de los 80, destacando su parecido con algunas películas protagonizadas por Gene Hackman, y que se enlaza literariamente hablando con el también cinematográfico John Grisham.
Tom Cruise vuelve a demostrar una vez más su solvencia interpretativa. Puede gustar más o menos, pero no se pueden negar ni su profesionalidad ni sus tablas. Rosamund Pike, la Andromeda de "Ira de Titanes", esgrime dulzura en sus primeros planos y firmeza determinante en su papel de letrada. Por su parte, de los veteranos Richard Jenkins ("Mátalos suavemente"), Robert Duvall y el actor/director Werner Herzog, éste último en un personaje bastante inquietante, aportan veteranía y talento indiscutibles a partes iguales. A ritmo de una banda sonora pegadiza, y con una fotografía lumínica en una gama cromática de callejón ocre oscuro, "Jack Reacher" solventa la papeleta sin excesivos aspavientos y sin llamar demasiado la atención, conservando su espíritu de francotirador certero. En definitiva, una cinta agradable pero olvidable, que ofrece una interesante lección táctica y supone una notable práctica de tiro.