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Crítica: "Onírico", de Juanjo Haro, por Paco España

Como ya planteaba Alejandro González Iñárritu en una de sus historias paralelas de su celebrada "Amores perros", ¿qué ocurre cuando un accidente de circulación fortuito entra en la vida de una modelo profesional?. En la película de Iñárritu, Goya Toledo nos ofrecía un recital de interpretación para mostrarnos la depresión relacionada con la no aceptación del hecho de la belleza exterior esfumada de súbito en la modelo.
Juanjo Haro nos ofrece una visión muy diferente de un drama semejante. La modelo que sufre el accidente se refugia en los sueños lúcidos (sueños en los que el sujeto es consciente de soñar, Celia Green) para crear una realidad paralela, mas conveniente y atractiva que la que toca vivir tras el accidente. Pero no todo es controlable, ni en los sueños lúcidos.
"Onírico" tiene un comienzo un tanto deslavazado, fruto de un casting irregular, pero rápidamente aumenta su interés, solucionando muy acertadamente las diferencias cinematográficas entre la vida real y la soñada, al mismo tiempo que aparecen las mejores interpretaciones: estupenda Marian Sousa, muy acertado Mariano Monedero interpretando a la conciencia y la niña Isabel González que da miedo cuando su sonrisa torna en seriedad. "Onírico" es la ópera prima de Juanjo Haro. Presenta algunos defectos propios de la inexperiencia, pero también muestra interesantes mimbres que podemos confirmar en sus siguientes trabajos, que sin duda veremos.