Los humanos estamos obsesionados con la perfección. Nuestros objetivos en la vida se basan en lograr lo máximo de cada cosa. Ser uno de los más ricos del mundo, uno de los más exitosos, conseguir el mejor coche, la mejor mujer o el mejor esposo, tener dos hijos preciosos o ser la mujer soltera que muchos y muchas envidian. Nos perdemos intentando encontrarnos, buscamos la felicidad absoluta, una felicidad inexistente que simplemente nos condenará al eterno fracaso. Intentamos, luchamos, seguimos y volvemos al punto de partida siendo más felices que ayer pero menos que mañana, o eso nos creemos nosotros. No disfrutamos del hoy porque queremos planificar el próximo movimiento, el próximo día, el próximo viaje, la próxima casa que vamos a comprar... El tiempo corre tan rápido y nosotros no sabemos aprovecharlo. Muchos dicen que nos falta tiempo, pero igual nos sobran pensamientos.
En esta sección, Fuera de Serie, venimos a analizar, a comprender, a enseñar y a disfrutar de lo que los directores nos ofrecen. A veces, la ficción roza la realidad y nos muestra lo que muchos vivimos, día a día, pero de una forma extravagante, exagerada y entretenida, con la finalidad de que extraigamos nuestras propias conclusiones y nos autoanalicemos como personas. ¿Cuál es el mayor enemigo del hombre? Exacto, él mismo, pero, hoy en día, él mismo a través de las nuevas tecnologías. El director Charlie Brooker tuvo la brillante idea de plasmar cómo es la vida de las personas con las tecnologías y la dependencia que tenemos de ellas en una serie de televisión. Black Mirror se estrenó en diciembre de 2011 en Channel 4, donde vieron la luz la segunda y tercera temporadas hasta que, en 2016, Netflix anunció que había comprado los derechos de la serie y que se emitiría en esta plataforma.
El propio nombre de la serie trae consigo la trama principal. Black Mirror, traducido directamente al español, es, 'Espejo Negro', un espejo en el que nos vemos reflejados, pero no es uno convencional sino que es completamente opaco. Las pantallas de todos nuestros dispositivos electrónicos son negras cuando las apagas, por lo que el realizador quiso hacer un guiño a todas ellas. Cada día son más y más las personas que crean una dependencia del móvil o de la tablet, que se agobian si llegan a un lugar y ven que no los tienen, que ya lo consideran casi una parte más del cuerpo porque sienten que no pueden vivir sin ellos. Black Mirror es una serie de reflexiones, de historias con moraleja con las que, poco a poco, te comienzas a identificar. Todos hemos visto alguna película dedicada a los peligros de las redes sociales y de cómo impactan en nuestras vidas.
Nuestros padres también se encargan de advertirnos sobre los peligros de la red y de que el móvil no es nuestro amigo, sino que es un objeto más. Por desgracia, somos una generación que necesita verlo para creerlo, que necesita evidencias, y esta serie es una de ellas. Cada capítulo está dedicado a un peligro, a una aplicación, a un dispositivo concreto, y hace que, a medida que vas completando temporadas, seas autocrítico contigo mismo y con tu uso de las tecnologías. Actrices como Bryce Dallas Howard, una de las protagonistas de la saga de películas de Jurassic World, o la famosa Grace de Misión Imposible, la talentosa Hayley Atwell, son algunas de las protagonistas de esta serie. Todos necesitamos un descanso, pero, sobre todo, nuestra mente necesita un respiro de las pantallas, de los brillos y de las oleadas de información, tómate un respiro estas semanas, pero deja un hueco al día para verte un capítulo de este icono del audiovisual británico.