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Crítica: "Tyler Rake 2", por Jesús Caro

Tras el éxito cosechado por el film Tyler Rake de 2020 (sus datos de audiencia fueron de 90 millones de espectadores en 4 semanas), era inevitable que la plataforma Netflix apostara por hacer una secuela de la misma, pese al pretendido ambiguo final de la película que tanto su protagonista, Chris Hemsworth, como su director, Sam Hargrave, se esmeraban en no aclarar si el héroe de la función sobrevivía o no.


Tyler Rake 2 es una muestra de músculo y fuerza, una 'continuación' que repite el esquema básico de su antecesora con la intención de satisfacer al público autoexigiéndose ofrecer un espectáculo de acción mayor partiendo de una trama simple pero efectiva, nada sorprendente, y que tampoco pretende innovar. Chris Hemsworth toma las riendas de la cinta en su rol protagonista, un héroe que derrocha testosterona a la hora de repartir mamporros y disparos por doquier, con gran capacidad de recuperación para estar a punto para el festival de acción del que él es la estrella, aunque en esta ocasión es de agradecer la inclusión y mayor importancia en la cinta de los personajes interpretados por Golshifteh Farahani y Adam Bessa en el 'equipo de los buenos'. Sam Hargrave demuestra habilidad a la hora de alternar los aspectos dramáticos que se derivan de la historia, la relación entre madre e hijo e incluso una mayor profundidad emocional del protagonista.


Tyler Rake 2 es perfecto para los fans del cine de acción que buscan dos horas de evasión, con escenas de peleas cuerpo a cuerpo muy bien coreografiadas, persecuciones trepidantes, y un largo (falso) plano secuencia intenso, espectacular, abrumador y apabullante (como nota informativa, se tardó en rodar 29 días), máximo reclamo destacable de esta segunda entrega que promete no ser la última.