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Crítica: "Todos lo hacen", por Paco España

Este título está disponible en alquiler en prácticamente todas las plataformas. Parece que su difusión está garantizada. Ojalá estuviera garantizada también su calidad. La premisa es la de cuatro parejas que son invitadas al hotel en el que celebraron su boda años antes. El director del hotel les reúne para pedirles el IVA correspondiente a su celebración ya que, en su momento, lo pagaron en negro, sin cumplir con la agencia tributaria, porque, al fin y al cabo, 'todos lo hacen'. Ahora, el director del hotel les solicita ese IVA que no pagaron en su día más la parte proporcional de la multa administrativa por no haberlo hecho.


Con esta premisa tan alocada se monta una historia, tipo Agatha Christie, en la que se incluye cadáver, sospechosos e investigadores, todos reunidos en un hotel aislado por la nieve, como el Overlook, el hotel de El resplandor, la famosa película de Stanley Kubrick, aunque nombrar al director neoyorquino en estos comentarios es lo más parecido a un sacrilegio que me puedo imaginar. Todos lo hacen pretende ser una comedia, pero las sensaciones que he tenido durante todo el visionado, en el que he tenido que hacer esfuerzos ímprobos para no abandonar y poder escribir estas líneas con conocimiento de causa, han sido la vergüenza ajena y la estupefacción. En ningún momento me ha hecho la menor gracia en ninguna de sus presuntas situaciones cómicas, el ritmo para la comedia es fallido en todo momento y el trabajo de los actores y actrices roza, cuando no se sumerge totalmente en él, el patetismo. Los responsables de esta (llamémosla) película han pensado que juntar a rostros conocidos y competentes de la interpretación española es suficiente para conseguir un producto digno, peor no es así.


Las apariciones de Salva Reina (Con quien viajas), Kira Miró (Machos alfa), Carlos Santos (El crack cero), Mariam Hernández (Hasta que la boda nos separe), Julián López (Operación Camarón), Andrea Duro (La maldición del guapo), Toni Acosta (Padre no hay mas que uno), Macarena Gómez (La piedad) y Pablo Carbonell (Atún y chocolate) no evitan el desastre y hasta el propio director, Martín Cuervo, se reserva, en el papel del forense, una de las secuencias más patéticas para explicar el fallecimiento del personaje que desencadenó la trama. Los responsables de este producto se habrán quedado muy satisfechos, de igual modo al que nos quedamos nosotros, cuando varias horas después de una comilona, acudimos al excusado para quitarnos un gran peso de encima.