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Crítica: "El extraño", por Javier Collantes

Con las excelentes películas de clase B que el cine nos entrega, se puede deducir una serie de factores, el porqué de las categorías cinematográficas desde muchos puntos de vistas de cámara, gustos o razonamientos del cine independiente en el caso de los films norteamericanos. Posiblemente sin tanto boato, sus películas se rodean de un nueva 'chispa' que salta y nos seduce. A un ejemplo muy claro de cine de este calibre pertenece El extraño. Dirigida por Chloe Okuno como su primera película, la realizadora entrega un verdadero film de clase B, de cine independiente con los tonos de thriller que, como movimiento en sus pasos de intriga y suspense, arriesga en los códigos de una clase de cine que entretiene, siendo contundente en su puesta en escena.


El extraño avanza con movimientos pausados, directo, lleno de miradas, con aspecto de films clásicos, cada segundo, cada movimiento, nos encontramos con un relato cinematográfico excelente, incluso con pertinentes y expresivos giros y sorpresas, relato con una atmósfera sobre la violencia sexual, inquietante, entre el silencio y el olvido. Una joven actriz norteamericana, junto a su novio, comienza una nueva andadura en la ciudad de Bucarest (Rumanía). En esta ciudad, ella siente que la observa un vecino. Una serie de asesinatos, las víctimas son decapitadas, y la intuición, el temor a mostrar, creer, el acoso, las calles, el metro, un cine, una sospecha, su pareja, el idioma, la creencia de ser cierto... se desarrolla 'un tour de force' entre ella y su posible asesino.


Sin apenas personajes, el film, de líneas maestras en su conjunto, sobria, con una dirección impecable, una sobresaliente fotografía, una notable banda sonora y la gran interpretación de Maika Monroe, se construye sobre el verdadero apoyo de del peso de un guión fuerte. El extraño es de esas películas modestas que no deberían pasar sin pena ni gloria. Aunque sus planteamientos argumentales se han visto muchas veces, la relación entre personajes, víctima y asesino, así como su sistema de filmación proyecta cine verdad, cuyo estilo se percibe en el ensamblaje final, sin falsos trucos para conseguir llevar al espectador al límite, para no olvidar la esencia del cine y recordar en el inconsciente cine serio con la virtud tanto para entretener como para pensar.