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La emoción de un León en base a la arquitectura del cine

La ceremonia de los XXXVII Premios Goya, celebrada en la noche de ayer sábado, 12 de febrero, en Sevilla, coronó con la estatuilla al Mejor Cortometraje de Ficción a Arquitectura emocional 1959, trabajo del realizador cántabro Elias León Siminiani que se alzó con el galardón al que también estaban nominados Chaval, de Jaime Olías; Cuerdas, de Estibaliz Urresola; La entrega, de Pedro Díaz; y Sorda, de Eva Libertad y Nuria Muñoz.


El reconocimiento de la Academia de Cine con el Goya al Mejor Cortometraje de Ficción a Arquitectura emocional 1959 se suma a un palmarés en el que el realizador cántabro ya había sumado la Espiga de Oro al Mejor Cortometraje y el Premio EFA Short Film Nominee Valladolid 2023 en la 67ª SEMINCI, además del Premio del Público, Mejor Montaje (Juan Alba) y Premio de la Crítica Caimán en el palmarés del XXXIV Aguilar Film Fest.

Siminiani, que subió al escenario y recordó su infancia en los cines Kostka y Capitol de Santander, ha aunado en Arquitectura emocional 1959 dos de sus pasiones, cine y arquitectura, en una historia de amor entre dos universitarios primerizos que surcan diferentes obstáculos guiados por una línea común basada en la arquitectura. Esta mezcla, que el realizador llevaba tiempo persiguiendo, existe en el cortometraje a través de una doble historia de amor.

Por un lado, la del propio director con la arquitectura y, por otro, el de la pareja protagonista. Siminiani ha reconocido que, con Arquitectura emocional 1959, se planteó 'hacer un cortometraje en el que el espacio fuera el contenido y no el continente, para lo que partí desde una historia codificada de amor interclase fijada en un tiempo concreto', explicando después que esa idea le ha ayudado a transmitir su 'amor por el espacio de Madrid'.

El cortometraje Arquitectura emocional 1959, un trabajo de 30 minutos con el sello del cineasta, cuenta la historia de amor de Sebas y Andrea, unos universitarios primerizos, en el curso 1958-1959. He aquí cómo clase social e ideología se convierten en obstáculos ¿insalvables?... He aquí la arquitectura marcando, inadvertida, la línea de puntos que acabe dictando su emoción.