La chica de nieve consta, en su primera temporada, de seis episodios de 45 minutos. Se encuentra disponible desde hace pocas fechas en Netflix. Está basada en la novela del mismo título de Javier Castillo, creada por un debutante en esta área como Jesús Mesas Silva y Javier Andrés Roig, y dirigida por un experimentado de las series como David Ulloa, con estimables títulos en su haber como El inmortal, La caza. Tramuntana, La peste o Perdida, además de ser el director, junto con su hermano Tristán en 2007, de la interesante Pudor, en la que ya mostraba algunas de las virtudes que se pueden apreciar en La chica de nieve. Estamos ante una serie interesante y muy bien construida. A pesar de tratarse de un género bastante utilizado, que es el de la desaparición de menores -en este caso una niña de seis años-, lo hace con mucha eficacia, poniendo las píldoras de subida de interés en los momentos justos y las semillas, casi invisibles, de los aspectos notorios para el desarrollo de la trama, con mucha habilidad.
La trama comienza con la desaparición de Amaya en la cabalgata de los Reyes Magos de Málaga en 2010 con dos posteriores investigaciones paralelas: la policial y la periodística. La acción transcurre en tres espacios temporales: la fecha de la desaparición, seis años después en 2016, y nueve años después en 2019. En esta circunstancia encontramos uno de los pocos aspectos negativos de la serie, que es una cierta confusión en la ubicación de la acción en algunos momentos, porque son fechas muy próximas y el aspecto, tanto de los personajes como de su entorno, es prácticamente idéntico, lo que puede llevar a ello. Además del acierto en el manejo del 'tempo narrativo' y del ritmo de la serie, lo que hace que los 45 minutos de cada capitulo pasen en un respiro y se sienta la necesidad de ver el siguiente capítulo de forma inmediata, hay un gran acierto en el trabajo de casting y elección de actrices y actores, aspecto éste que fue el que más me llamó la atención para decidirme a ver la serie.
La protagonista es Milena Smit, que hizo su gran presentación en No matarás -por el que ganó el Goya a Mejor Actriz Revelación-, interpretando aquí a una periodista marcada por una reciente agresión sexual. La investigadora de la policía es Aixa Villagrán (Vida perfecta, En los márgenes), una actriz superdotada tanto para el drama como para la comedia. Los padres de la niña desaparecida, representar el dolor y la angustia en sus máximas cotas, están interpretados por Loreto Mauleón (Patria) y Raúl Prieto (Antidisturbios). Otro de los aciertos de esta serie es el de utilizar intérpretes de primer nivel para papeles no protagonistas, pero sí muy importantes, como es el caso de José Coronado (Entrevías), Tristán Ulloa (Fariña) -el hermano del director-, Julian Villagrán (El Ministerio del Tiempo) y Cecilia Freire (Justo antes de Cristo). Resulta muy gratificante presenciar una historia bien construida que se toma con seriedad y respeto el tiempo que el espectador invierte en su visionado.