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"Cuestiones sobre el audiovisual cántabro", por Paco España

Aunque puede parecer una obviedad, quisiera acometer una cuestión que parece no estar del todo clara en la actitud y decisiones de los responsables políticos del audiovisual en esta región. Tanto el vicepresidente y consejero de Universidades, Igualdad, Cultura y Deporte, Pablo Zuloaga, como la directora general de Acción Cultural, Gema Agudo, y el director de la Sociedad Regional de Cultura, Jorge Gutiérrez, hacen referencia constante a la creación audiovisual como algo exclusivo del terreno profesional, transmitiendo una sensación de que las personas o grupos que hacen productos audiovisuales, películas y documentales, cortos y largos, en el ámbito no profesional, son gente que 'hace cositas' y que lo hacen como una forma de pasar el rato, algo que merece una seria consideración. Las personas que tienen en la creación audiovisual su profesión necesitan de ella y de las subvenciones públicas para su realización, porque es la forma de ganarse la vida para ellos y sus familias, algo de suma importancia. Las personas no profesionales, con una formación autodidacta en el ámbito de la creación audiovisual, lo hacen por una necesidad, la de transmitir y comunicar, una necesidad que la especie humana tiene desde el comienzo de los tiempos.


En este caso, las ayudas y subvenciones públicas deben servir para sacar adelante las producciones cinematográficas, que son muy caras, y su consiguiente distribución, sin que esta actividad penalice su economía personal, porque de ésta también comen sus familias. Las producciones que salen del ámbito no profesional lo hacen desde la pasión y la necesidad perentoria de comunicar. Los análisis sociales y humanos que se pueden hacer desde este área pueden tener un enorme nivel de calidad, reflejando las características de esta región y la forma de hacer cine en ella de manera tan brillante como cualquiera, y sin el condicionamiento clientelar de quien vive de los encargos institucionales. El gran error de las instituciones viene de la baja consideración y reconocimiento que se tiene hacia las propuestas no profesionales, cuando ambas actividades son complementarias y están entrelazadas, jamás deben ser excluyentes a no ser que se entiendan como una amenaza o que su brillo eclipse las producciones profesionales, cuando una concepción así sólo mostraría la poca confianza en las propias creaciones de la supuesta industria.

Hay una forma muy sencilla de calibrar el éxito de las producciones audiovisuales, analizando su repercusión real y, por tanto, la introducción del nombre de Cantabria en diferentes certámenes nacionales e internacionales, porque puede ser que esas personas que 'hacen cositas' obtengan el verdadero reconocimiento a su trabajo en tierras diferentes a las de su origen. Es importante que cuando se evalúen a priori los proyectos en las convocatorias se haga de forma profunda y rigurosa, en base a su calidad y la trayectoria completa y reconocimientos externos de sus artífices, y que no sea su naturaleza jurídica el criterio principal o único para su valoración. Sabemos la calidad e importancia que puede tener el teatro amateur, o la literatura no profesional, y me acuerdo ahora de mi amigo, prematuramente fallecido en 2018, Paco Alonso Serrano, cuya pericia en la mecánica de motocicletas era legendaria dentro y fuera España, aunque trabajaba en la Agencia Tributaria. No era profesional, pero su pasión le llevaba a cotas difíciles de alcanzar por cualquier profesional de la mecánica.