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Crítica: "La Mujer Rey", por Javier Collantes

Los superhérores 'voladores' campan a sus anchas por la pantalla grande, con desigual acierto respecto a la calidad cinematográfica -títulos que sí han cumplido las expectativas a nivel de la narrativa fílmica, otros no pasan del aprobado- pero marcando unas recaudaciones espectaculares en las salas de exhibición cinematográfica de todo el mundo. Dicho preámbulo obedece a que, ¡por fin!, alguna vez el cine se desmarca de dicho género y nos ofrece un film histórico que, en apariencia, da lugar a confusión, pero no es un film de 'esos', salvaguardando las distancias entre fantasía y cierta realidad, adecentado por la inclusión más humana de los personajes.


A este ejemplo se corresponde La Mujer Rey. Una magnífica puesta en escena y ambientación, efectos especiales, banda sonora... para recomponer un relato notable, intenso, sin otorgar descanso, sin que por esta circunstancia el film agote al espectador, es más, su metraje pasa 'volando' sin caer en el tedio de títulos pensados para ver y adormecer, un simple análisis fílmico que, en este caso, es todo lo contrario, entretiene y narra una historia de pura acción, con sentido del ritmo, un film potente que, bajo la cámara de Gina Prince Bythewood, consigue mostrar, con arte, las secuencias de batallas, sus diálogos, una clase de cine que pertenece a otros tiempos y no solo por las circunstancias en el que se desarrolla su historia, sino que prevalece el tempo de un film bien construido. La Mujer Rey es una epopeya, una gesta histórica inspirada en hechos reales que acontecieron en el reino de Dahomey, en uno de los estados más poderosos de África en los siglos XVIII Y XIX, una historia que sigue a la general Namisca, de la unidad militar femenina, y a Nawi, una recluta con ansías de ganar la guerra contra enemigos que violaron su honor, esclavizaron a su pueblo y amenazaron con destruir todo.


Juntas lucharán, junto a su ejército femenino, por ganar a la injusticia establecida. Con unas sobresalientes interpretaciones, en especial de Viola Davis, La Mujer Rey, en su conjunto, nos conduce a una parte del continente africano, en 1823, para narrar una pieza, casi pictórica en cada escena, sobre tribus guerreras, un feminismo total, necesario en sus secuencias, planos y miradas, sobre un colorido donde permanece un film redondo y emocionante que te une a sus personajes, siendo cada instante un golpe maestro de mensaje con equilibrio, aventuras con la conducción entre estilo y arte en cada segundo del mismo. Buen pulso de cine de calidad.