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Crítica: "Diabolik", por Javier Collantes

Entre argumentos, historias reales, ficción... en el cine se unen los tebeos, los cómics, las viñetas... que, en su nivel, nos dan otra visión de películas que antes se han leído, pensado e imaginado. La letra impresa de un libro, la imaginación del lector, las escenas que nos hemos imaginado... quedan trasladadas al lenguaje cinematográfico. Es el cómic, los superhéroes, los antihéroes... esta vez relegados a un nuevo personaje, o un antiguo personaje, el ladrón de las mil caras, un concepto que en el cine de hace muchos años tenía (y tiene) más poder de seducción en la pantalla y, quizás, cercanía con la elegancia de un ser humano más verosímil en su actuación.


Este es el ejemplo de Diabolik, un título que puede dar lugar a equivocaciones puesto que no es una película de miedo, o demoníaca, sino una película italiana cuyo precedente es otra homónima, de 1968, con la firma del director Mario Bava, cuyas reminiscencias beben las fuentes del denominado en Italia 'Fumetti', tebeo, historieta o cómic... cuyos diálogos se dibujan en globos o bocadillos junto a las viñetas de sus personajes. Así, en modo thriller, con elegancia o una especie de glamour de los años 60, con un tono de 'full movie', el film se presenta bajo la dirección de Antonio y Marco Manetti, con un impecable pulso en su manera de utilizar la cámara, sin apenas notarse, en este film de 2021, ser una adaptación cinematográfica de las aventuras creadas por Angela y Luciana Giussani, un film trepidante pero con un tempo pausado. En Diabolik, un ladrón con muchos disfraces, caretas y trucos, una especie de camaleón, tiene como objetivo un diamante y, al mismo tiempo, seguir su senda de hurtos y huir de sus adversarios entre gadgets, persecuciones, detenciones, una chica, un juicio... y demás emociones.


La exquisita fotografía, una estética y ambientación impecables, una excelente banda sonora (enlazada con una canción que fusiona emoción, romance y clímax en su totalidad) y unas magníficas interpretaciones son aspectos destacados en este film de 'sabor' de clase B que recuerda, en su personaje principal, a Fu-Manchú, Fantomas, The Phantom... Con alguna secuencia de cine que contiene más carne y hueso, presencia y ritmo narrativo para degustar cine de diálogos y planos, y protagonistas con encanto, Diabolik denota cine definitivo en su consecución final, cine con hechuras, modesto, eficaz y muy entretenido, un diabólico italiano, magnífica película con orden y concierto.