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Crítica: "Buena suerte, Leo Grande", por Javier Collantes

El teatro y el cine siempre permanecen unidos, por un lenguaje, unos registros, una escena... Diferentes, sí, pero en continua integración, dos universos encontrados, la puesta en escena y, sobremanera, la palabra, de un modo casi inexorable en sus contextos respectivos, la emoción, la conquista del espectador, la presencia, el estilo, el arte en su diversos caminos. El film que nos ocupa contiene mucho de estos elementos, en su fase más modesta, intensa, a modo de representación teatral, en una película, una pieza en tres actos sobre un escenario único. Buena suerte, Leo Grande, dirigido por Sophie Hyde, es un film que, con un tratamiento escénico sencillo, narra un relato interesante, aunque por momentos se sale del cuadro, para entrar en su mejor baza narrativa, ciertos diálogos, donde se combina el drama, el humor, con sensaciones de montaña rusa.


Buena suerte, Leo Grande nos presenta a una maestra de colegio jubilada que anhela aventura y sexo. Con un difunto marido que le proporcionaba una casa, una familia y una vida lineal, pero careciendo de buen sexo con él. Ahora que está viuda, y sin ninguna relación de pareja en todos sus prismas, decide contratar a un gigoló llamado 'Leo Grande'. Su escenario, una habitación de un hotel. Encuentros, conversaciones, confesiones... para desarrollarse algo más que una simple contratación de sexo. Con este argumento, esta tragicomedia británica, intimista, cuenta como aspecto más digno de mención, sin lugar a dudas, con la extraordinaria interpretación de Emma Thompson. Ella sostiene la película, con una parte final asombrosa.


Un desnudo integral, valiente, digna, de una actriz que ofrece todo en cada instante, una 'diosa' cinematográfica antes y después... Fotografía, banda sonora apenas perceptible, simplemente está. Desde una dirección correcta, la aceptación de una mujer de 62 años, una carta con sus deseos, memorable la escena, al igual que en el bar del hotel. La menopausia, el tener un orgasmo, el saber quién es ella, ofrece una película valiente, necesaria de ver, sin ser un film sobresaliente, ni mucho menos. La palabra concupiscencia aparece en sus diálogos, lo cual terminar por otorgar al film tantos valores como encuentros de dos seres en confesión. Buena suerte, Leo Grande es una película que gusta y gustará, sabiendo que el personaje principal entrega la esencia de una mujer que nos emociona, ella con su fuerza para encontrar su lado más íntimo emocional y físico.