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Crítica: "Pig", por Jesús Caro

Retraso en su fecha de estreno en España -una diferencia bastante considerable respecto al norteamericano de un año-, una distribución 'modesta' por parte de A Contracorriente en 43 salas -ninguna en Cantabria hasta el momento-... Pig, el debut en la dirección de largometrajes de Michael Sarnoski, se suma a los dos títulos estrenados en cines este 2022 por parte del oscarizado Nicolas Cage: Prisioneros de Ghostland y El insoportable peso de un talento descomunal.


La cinta, que presenta un argumento aparentemente simple y que bien podría tener ciertos parecidos a algún largometraje de acción relativamente reciente -al protagonista le roban a su única compañía, una cerda trufera, por lo que decide, junto con Amir, un proveedor de alimentos, emprender una misión para recuperarla-, tiene un claro mensaje sobre la superficialidad de la sociedad de consumo en la que vivimos, la amistad, la necesidad de afecto del ser humano, la pérdida y el duelo, el dolor... con una pincelada de misterio (aspectos de las vidas de los protagonistas de gran relevancia se van desvelando a medida que avanza la cinta), todo ello brillantemente plasmado por Sarnoski a través de imágenes conmovedoras de gran lirismo que consiguen conectar perfectamente con el espectador y trasladarle toda la carga emocional del film. Sin duda alguna, y sin desmerecer el de su compañero (Alex Wolff), el plato fuerte de Pig es el fabuloso trabajo actoral de Nicolas Cage. De hecho, el propio actor reconoce que sus tres interpretaciones favoritas propias pertenecen a los films Leaving Las Vegas, Al límite y Pig. La profundidad de su actuación, su labor de contención, cómo interioriza al personaje, cómo trasciende con gestos, miradas, la mezcla de rotundidad y tristeza en sus palabras (recomendable disfrutarla en versión original)...


Todos estos aspectos, y algunos otros más, nos recuerdan la brillantez de un intérprete que, al igual que el personaje al que encarna, posee una integridad (artística) que busca por encima de todo la satisfacción personal por encima de opiniones externas sobre la deriva de su filmografía. En este caso, Pig es un acierto pleno de su protagonista, tan exquisita como diferente, una 'pequeña' gran demostración de la unión de talento novicio y veterano.