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Crítica: "Llenos de gracia", por Paco España

Era el año 2004 y recuerdo perfectamente aquella situación en la que el jugador de Osasuna Valdo Lopes marcara un gol al Mallorca y, para celebrarlo, se levantó su camiseta rojilla y, sobre una blanca que llevaba debajo, apareció la frase 'Gracias, Hermana Marina'. Siempre me llamó la atención aquella dedicatoria y me produjo curiosidad el origen de la misma. Pues esta película, Llenos de gracia, es la historia ficcionada de aquellos personajes y situaciones que llevaron al jugador a realizar aquel gesto protagonizada por Carmen Machi. Con su habitual eficacia, la actriz sabe componer un personaje complejo, una religiosa, rebelde, inadaptada, fumadora, que tiene heridas vitales pero que se vuelca en transmitir unos valores a aquel grupo de chavales que están solos durante el verano en el orfanato y que tienen todas las características para convertirse en delincuentes.


Cuando llega al centro y se enfrenta a los chicos uno de ellos dice 'Cuidado con ésta que es de las listas'. Efectivamente, una persona que abre los ojos, ve los seres humanos que tiene delante e intenta hacer algo por ellos. En el reparto acompañan a Machi actores y actrices de gran calidad, como es el caso de Paula Usero (La boda de Rosa), Manolo Solo (El buen patrón) o Nuria González (Mataharis), además de uno de los componentes de Muchachada Nui que a mi menos gracia me hace pero que en esta película está aceptable, Pablo Chiapela (Aquí no hay quien viva). La película está dirigida por Roberto Bueso, responsable de una estupenda película generacional como La banda y de un excelente cortometraje sobre la entrada en la edad adulta como es La noche de las ponchongas.


Llenos de gracia repite una fórmula mil veces vista en el cine y que las mil veces funciona, que es la de la superación personal a través del deporte, en este caso del fútbol, transmitiendo valores como el del esfuerzo, la pertenencia a un grupo en logro de fines mayores o el respeto hacia los demás, representados por los contrincantes que no enemigos. Esta película lleva, además, aderezos en forma de oscuros intereses inmobiliarios de la Iglesia o cesión de la educación al ámbito privado, en plena carrera hacia el obispado, que da forma Manolo Solo en otra de sus excelentes aportaciones. Esta fórmula funciona siempre bien, como recientemente pudimos comprobar en Garra, la película interpretada por Adam Sandler y el baloncestista español Juancho Hernangómez y que ahora podemos volver a comprobar, al tiempo que disfrutar, con esta comedia agradable y bienintencionada.