Dani de la Torre es un realizador irregular. Suyas son La sombra de la ley, un thriller años 20 con una buena ambientación de la época pero con una historia carente de interés; y también la estupenda El desconocido, otro thriller, en este caso ubicado en la época actual, en el que una familia no puede salir del coche en que se desplazan por La Coruña ante la amenaza de que estalle una bomba oculta en el vehículo, un estimable y muy interesante trabajo interpretado, como en el caso de la primera película citada, por Luis Tosar. Este mismo dúo también se unió para, quizás, el trabajo más conocido, un corto publicitario de cerveza Voll-Damm doble malta que hicieron junto con otro enorme actor, Luis Zahera, y llevaría el título de Zeus & Apolo.
En el caso de Live is Life: La gran aventura se trata de un grupo de cinco amigos, en plena adolescencia, que viven sus aventuras veraniegas en una exuberante naturaleza, en la impresionante y bellísima Ribeira Sacra, en el corazón de Galicia, entre los ríos Miño, Sil y Cabe. Pero las aventuras que viven no se pueden considerar las estándar para un grupo de jóvenes de su edad, primero porque tienen varias disputas con un grupo de quinqués moteros en las que se pone en peligro su integridad física, y segundo porque encontramos como responsable del guión a Albert Espinosa, un polifacético creador que impregna todas sus obras de una sustancia muy concreta y muy reconocible. Suyas son creaciones literarias como El mundo amarillo, series de televisión como Pulseras rojas, obras teatrales como Idaho y Utah, o películas como No me pidas que te bese porque te besaré. Este creador, que hoy ronda los 50 años, fue diagnosticado de cáncer a la edad de 13, consecuencia de lo cual perdería una pierna, un pulmón y parte del hígado en un proceso terrible que se prolongó a lo largo de 10 años y un montón de intervenciones quirúrgicas. Esa experiencia vital, en una edad tan sensible, marcó la forma de ver y entender la vida, algo que queda reflejado en todas sus creaciones, incluidos los guiones. En el caso de Live is Life: La gran aventura, el grupo lo componen cinco chicos, dos de ellos gemelos y uno de ellos tiene cáncer. Ni él ni sus amigos saben qué les deparará el futuro, algo que incide de manera profunda en la visión de ésto que tiene su hermano sano. Otro de los chicos tiene a su padre en coma al haberse caído del tejado de una obra en la que trabajaba.
En este contexto, los cinco amigos emprenden la búsqueda, como si del Santo Grial se tratara, de una flor que si se coge al amanecer y se bebe el agua de su rocío es capaz de curar cualquier enfermedad, misión que se entremezcla con sus encuentros con los moteros y con los primeros escarceos amorosos de uno de sus miembros. El guión guarda un lejano parentesco con otro que el mismo autor escribiera para la película Héroes, dirigida por Pau Freixas en 2010. Los actores jóvenes no son profesionales, aunque su trabajo es valorable, lo que hace que la película, producida por Atresmedia, sea una propuesta interesante para el verano, mostrándonos situaciones humanas alejadas de lo banal y que se desenvuelven en un paraje natural de una excepcional belleza.