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Crítica: "Para Chiara", por Javier Collantes

El concepto de familia sigue alargando la temática de un universo tan atractivo como claro en sus líneas argumentales en el cine, un lenguaje que escenifica el 'mundo' de la familia, películas que diseccionan las diversas facetas del entorno social, visión acertada en el terreno que enlaza las situaciones de padres, hij@... que este arte (cine) sabe tratar en su medida. En esta necesidad de narrar realidades se encuentra Para Chiara, film dirigido por Jonas Carpignano que, con la visión de un drama familiar y un acercamiento a la mafia en Calabria, nos ofrece un retrato italiano de aquella clase de cine transalpino que creíamos desaparecido.


Cine real, intenso, con un ritmo narrativo contemplativo en los diversos actos de su guión, en una aparente frialdad se intensifica a medida que transcurre su acción. Para Chiara es una película difícil, que necesita una implicación fílmica del espectador, una historia que nos cuenta la vida de Chiara, una adolescente, una familia y sus amigos que se reúnen para celebrar el cumpleaños de la hija mayor de Claudio y Carmela. Con una rivalidad sana entre dos hermanas, todo cambia para Chiara cuando descubre que su padre es declarado prófugo, una huida y un descubrimiento a través de otros paisajes, otras sensaciones, Chiara en su viaje interior.


A modo de herencia de Gomorra, Carpignano ofrece un tratamiento distinto sobre la mafia calabresa, quizás más poética, intimista, exenta de espectacularidad en su tratamiento, cuyo 'índice' se dirige a un tratado de silencios, miradas, bajo los ritmos del trap italiano, celebraciones, bailes, preguntas, respuestas... unas localizaciones acordes y bajo una frase rotunda del padre a su hija: 'Le llaman mafia, nosotros supervivencia', un diálogo sorprendente y clarificador en el miedo, la 'verdad'. Dirigida con pulso de cine asociado al documento, Para Chiara es una película de calidad, un trazo descriptivo, circular y pausado en el tiempo.