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Crítica: "Eiffel", por Javier Collantes

Las producciones cinematográficas procedentes de Francia poseen una capacidad para captar la atención del espectador por sus diversas temáticas. A este caso corresponde el film Eiffel. Después del visionado, sus resultados pueden ser de índole diversa, siempre procurando ser desde el ángulo del cine. La película Eiffel, dirigida por Martin Bourboulon, es un biopic casi al uso, pasado por la 'plancha' de vidas destinadas a ser una de las grandes figuras en el aspecto de una creación artística, en este caso para una ciudad, un país, o el hecho de un monumento con todos sus avatares en su construcción. Como un film de corte incipiente, clásico, sus tonos academicistas, en su porción de destellos cinematográficos-televisivos, supone un relato en principio interesante.


Correctamente dirigido, ambientación diseño de vestuario y los inevitables decorados (en algunos momentos) digitales, su época se discierne en un film 'suave', sin herir sensibilidades cinematográficas, pero sin pasión. A pesar de todo el entramado, se deja ver. Una película de corte entre el drama, el romance en el siglo XIX, en modo biográfico. Un argumento en el cual nos describe al ingeniero civil Gustave Eiffel, habiendo finalizado su colaboración en la Estatua de la Libertad, él se encuentra con una fama casi inusitada, cuando el gobierno francés le está presionando para diseñar algo grandioso y espectacular para la Exposición Universal de París de 1889. Pero Eiffel no está motivado... hasta que todo cambia en su vida, cuando se cruza una mujer de su pasado y se reaviva la pasión y su inspiración para cambiar la perspectiva de París para siempre.


Así, la construcción del puente metálico sobre el río Garona en 1860 y el montaje de la Torre Eiffel, desde 1887 a 1889 por parte de la dirección de Gustave Eiffel, sus historias sentimentales, su visión del gran monumento de hierro, descansan en una historia, entre el flashback, una composición visual aceptable, junto a una banda sonora simple y efectiva. En las interpretaciones, destaca la labor de Romain Duris y Emma Mackey. Un film con la base de melodrama romántico y el apoyo de la construcción de la torre no son suficientes elementos para la emoción. Con un ritmo narrativo lento y una fotografía acorde a su tiempo, Eiffel nos deja solo la maravilla en las secuencias en la construcción de la Torre: hierro, frío y contemplación distante con su propia historia.