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Crítica: "Donde caben dos", por Paco España

El estúpido título de esta comedia encierra un verdadero catálogo de cómo entender y disfrutar del sexo, por ello se la tilda como la comedia desinhibida del verano, dejando muy claro que esa desinhibición es totalmente blanca, podría decirse que una comedia sexual para toda la familia, ya que no se puede apreciar en ella un ápice de ningún aspecto turbio, insano o morboso. Presenta la sexualidad como uno de las características humanas más positivas, versátiles y disfrutables, siempre que se realicen en libertad por personas que saben lo que hacen y lo que quieren en todo momento. Se trata de una película coral, con muchos personajes con una carga argumental similar, sin que se pueda distinguir ningún protagonista. Entre la nómina de actores y actrices se podría destacar a Miki Esparbé (Las distancias), que sigue demostrando con acierto su versatilidad en propuestas absolutamente diferentes. También nos vuelven a dejar muestra de su buen hacer Raúl Arévalo (Antidisturbios), Luis Callejo (Tarde para la ira), Anna Castillo (Viaje al cuarto de una madre), Pilar Castro (Ventajas de viajar en tren), Álvaro Cervantes (Loco por ella), Verónica Echegui (Explota, explota) y María León (Sin fin).


Sorprenden por sus buenos trabajos Ricardo Gómez -el Carlitos de la televisiva familia Alcántara-, Carlos Cuevas -el actor con más proyección salido de cantera de la serie Merlí-, Melinda Matthews -una actriz muy habitual de cortometrajes y que atesora una calidad merecedora de mas y mas relevantes apariciones, poseedora de una característica personal muy curiosa, cada vez que se ríe abiertamente, le aparece una vena que le cruza la mitad de la frente de arriba abajo y que la hace muy humana-, Aixa Villagran -una actriz que sabe romper estándares de la interpretación, algo parecido a su hermano Julián-, Ana Milán -la influencer que interpreta con eficacia a la madama del local done se desarrolla la mayor parte de la acción-, María Morales -una actriz de soporte que pone calidad en cada papel, independientemente de su tamaño-, y el televisivo Adriá Collado -que pone mucho oficio en sus trabajos-. Siento dejar para el final a Ernesto Alterio, que vuelve a hacer de si mismo con sus habituales tics, con un trabajo eficaz pero lejano de la brillantez que demostró en La sombra de la ley o Perfectos desconocidos.


Paco Caballero, que además de director co-escribe el guion, transita terrenos muy comunes y conocidos en el ámbito sentimental y de la sexualidad: los matrimonio cincuentones, agobiados por la edad y la monotonía; las fantasías sexuales nacidas entre primos, algo muy habitual ya que suelen ser las personas mas cercanas en los momentos de la pubertad y que encierran una mezcla de atracción y de perversión por el parentesco familiar... También hay una despedida de solteras en la que se extravía un anillo de compromiso y hay que buscar a toda costa. En este caso no se trata de Karra Elejalde ni el anillo se ha perdido en el trasero de una mulata, sino podríamos estar hablando de la película que Juanma Bajo Ulloa rodara en Santander hace 25 años, me estoy refiriendo a Airbag. El trabajo anterior del director no permitía albergar muchas esperanzas con la mediocre Perdiendo el Este, pero en esta ocasión logra mostrar con verosimilitud los sentimientos humanos, entregando una comedia muy agradable y que plantea una interesante teoría entre la relación que existe entre el sexo y el amor, dos aspectos humanos diferentes, pero quizás no tanto.