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Crítica: "Pequeños detalles", por Javier Collantes

Sobre el inicio y final del thriller al uso se han utilizado propuestas estéticas, argumentales, narraciones... con el atisbo del suspense, cine policíaco, entre investigación y resolución de un caso determinado sobre hechos de crímenes en fase de resolver. A pesar de ser películas por lo general con finales tópicos, como siempre hay variantes en su modo de extraer la trama y son títulos que captan la atención del espectador medio e incluso de la crítica cinematográfica.


Con esta breve introducción personal y subjetiva, la película que nos ocupa, Pequeños detalles, contiene en sus imágenes, secuencias y argumento un entramado típico pero eficaz, sin muchas exigencias. Se trata de un relato eficaz, con momentos de un cierto vacío, pero su ritmo y tono, junto con los guiños a películas de este corte como Seven o El coleccionista de huesos a las que no llega en calidad, encuentra en el espacio una atmósfera relativamente presentable a la antigua usanza.


Dirigida por John Lee Hancock con corte convencional, Pequeños detalles, que suma una meritoria banda sonora de Thomas Newman y una fotografía notable de John Schwartzman, cumple su cometido como filmación sencilla, un argumento desarrollado con paso firme, a pesar de ese ritmo desigual, y cuyo aspecto más relevante e interesante es la interpretación del gran Denzel Washington, un actor que llena la pantalla, y el notable portento de Jared Leto con un simplón Rami Malek.


Pequeños detalles se centra en la historia de un sheriff y un detective de homicidios que tienen que colaborar, con sus diferentes métodos de trabajo, para atrapar a un asesino en serie de mujeres, un relato nuevamente repetido en una película que, sin ser una maravilla, entretiene y, además, suscribe al detalle facetas que confieren la sinergia de las actitudes de sus diferentes personajes, todo ello marcado por la conciencia y el pasado y un final más abierto.