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Crítica: "Cosmética del enemigo (A perfect enemy)", por Paco España

Cosmética del enemigo (A perfect enemy) es una co-producción internacional de España con Francia y Alemania dirigida por Kike Maíllo, un director cuya característica principal reside en el buen uso que hace de los resortes cinematográficos, creando siempre imágenes poderosas para narraciones que no suelen pasar de ser unas fábulas o cuentos para adultos. Sin ser historias de extraordinario calado, sí que plantean cuestiones interesantes arropadas por una realización elegante y poco corriente. Ya demostró esta misma habilidad en uno de sus primeros trabajos, el excelente cortometraje del 2003 Los perros de Pavlov, con Andrés Gertrúdix y Marta Larralde, en el que contaba las diferentes posibilidades de un mismo hecho puede tener dependiendo de pequeñas y casi insignificantes detalles. Esta pericia a la hora de recrear imágenes estuvo muy presente en su primer largo en 2011, Eva, película que ganó importantes premios como el Gaudí y el Goya a la Mejor Dirección Novel.


Por ese motivo, además, ha sido requerido por diferentes empresas para la dirección de cortometrajes corporativos, como fue el caso de En tu cabeza. Cabra y oveja para una importante compañía de gas y Cuánto. Más allá del dinero para un importante banco. Cosmética del enemigo (A perfect enemy) está basada en un relato teatral de la escritora belga Amélie Nothomb. Este origen teatral se nota ya que la mayor parte de la película se desarrolla en el área de embarque de un aeropuerto, en la que predomina la acción verbal que se produce entre los dos personajes principales, un arquitecto de éxito que arrastra el trauma de desaparición de su esposa veinte años atrás y una misteriosa joven con unos modales nada refinados, cuyas conversaciones parten de lo banal para ir introduciéndose en terrenos del inquietante thriller. Sin olvidar un tercer personaje que aparece en los flashbacks que se desarrollan en el exterior del aeropuerto, interpretados por la estupenda actriz española Marta Nieto (Madre).


La casi única localización no es obstáculo para crear una historia inquietante en la que la habilidad del director se manifiesta en detalles como las manchas rojas que aparecen en la maqueta del aeropuerto que se encuentra en la parte central de esa zona de embarque en la que esperan los dos personajes, que son interpretados por Tomasz Kof, al que pudimos ver en estupenda película polaca de 2018 Cold War, que hace trabajo meritorio en inglés ya que este actor comenzó a hablar esta lengua en 2016 y se desenvuelve con holgura; y le acompaña la jovencísima actriz sudafricana Athena Strates, con un despliegue de energía notable. Por los efectos de la pandemia, esta película se ha estrenado directamente en la plataforma FILMIN y, si el espectador acepta los códigos que propone y se deja llevar por la historia y sus intérpretes, puede obtener 88 minutos de entretenimiento de calidad.