Los centros comerciales de Cantabria, con las limitaciones de apertura los fines de semana y festivos, son protagonistas de la lucha anticoronavirus. El cine, a través de películas y secuencias, continúa siendo testigo de la vida cotidiana, y los centros comerciales, las tiendas de barrio y los comercios en general son escenarios protagónicos del día a día, tomas de contacto para historias de todo tipo.
El séptimo arte dilucida realidades y fantasías, ilusiones y regalos... una puesta en escena de la normalidad diaria en su modo de comprar, desear... el escaparate de la vida en modo secuencial. Recuerdo El marido de la peluquera (1990), dirigida por Patrice Leconte e interpretada por Jean Rochefort y Anna Galiena. Una peluquería, un hombre con una pasión secreta (casarse con una peluquera), ¿un sueño que cumplirá? Película llena de sensualidad en un escenario convertido para la ocasión en un elemento fílmico más.
También está El bazar de las sorpresas (1940), dirigida por el extraordinario Ernst Lubitsch. Una tienda, en Budapest, con su dueño, empleados y un romance por carta para una película sobresaliente, de gran nivel, con un James Stewart sublime. Existen tantas películas de tiendas y centros comerciales, lugares y puntos de encuentro, que el cine siempre presenta la nueva visión de las cosas...