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Crítica: "María Solinha", por Paco España

La filmografía del director orensano Ignacio Vilar se puede definir de muchas formas, excepto de convencional. El primer acercamiento que tuve a una de sus películas fue A esmorga, excepcional retrato de una juerga, significado del título en castellano, en la que tres soberbios actores -Antonio Durán, Karra Elejalde y Miguel de Lira- deambulaban y conversan entre la humedad rural gallega y los efluvios del alcohol. Más tarde llegó Sicixia, cuyo significado podría ser 'Conjunción', una historia romántica en la que los sonidos cotidianos de la naturaleza y las gentes de la 'costa da morte' son fundamentales. Ahora llega María Solinha, en la que se narran los ensayos de una obra teatral que reconstruye la historia de una mujer quemada en la hoguera con la acusación de brujería en el siglo XVI.


A este tipo de películas se le suele llamar teatro filmado, pero en este caso es una definición alejada de la realidad. Sería más ajustado definirla como cine teatralizado, ya que se utilizan todos los recursos cinematográficos, en cuanto a planos y movimientos de cámara, para contar una historia relacionada con el teatro. El referente que puede estar más cercano es el de Vania en la calle 42, una película que Louis Malle rodó en New York en 1993, con guión de David Mamet, sobre los ensayos de la obra de Chéjov, con una Julianne Moore realmente brillante.


En este caso, Ignacio Vilar se centra en María Soliña, nacida en Cangas de Morrazo en 1551 y que terminó en la hoguera por influencia de la nefasta institución religiosa de la Inquisición, imputándole hechos tan horribles como asearse desnuda en una playa solitaria junto a otra mujer. Ya se sabe que históricamente el poder, y de manera más concreta el poder religioso, ha intentado obstaculizar cualquier tipo de desarrollo de la libertad, especialmente la femenina. Cuando una mujer o un grupo de ellas mostraban un nivel de inteligencia, reflexión, conocimiento o autonomía con cierta discordancia con el pensamiento imperante de la época, rápidamente surgía el concepto de brujería y la relación entre esas mujeres y el demonio, sea cual fuere este concepto (habría que preguntar al ex ministro Jorge Fernández Díaz para que nos lo aclarara cuando salga de los juzgados por el caso Kitchen).


Ignacio Vilar hace una acertada reconstrucción de los ensayos de la obra, pero hábilmente relaciona los hechos pasados con la actualidad más candente, con los que hoy se pueden considerar más semejantes, las agresiones sexuales a mujeres de las llamadas manadas que tienen un componente de destrucción de la dignidad física, ética, moral e intelectual semejante al fuego de aquella época. Un estupendo reparto protagoniza la película. A las poco conocidas, aunque muy acertadas, Grial Montes y Laura Míguez se añaden los siempre solventes Santi Prego (Mientras dure la guerra), Mabel Rivera (Mar adentro) y Antonio Durán 'Morris' (Fariña). María Solinha es una propuesta tan diferente como interesante que se puede ver en Filmin.