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Crítica: "Un amigo extraordinario", por Jesús Caro

Con un retraso más que considerable respecto a su estreno en el mercado norteamericano (finales de noviembre de 2019), y afectado por el parón de estrenos en cines desde el mes de marzo, llega el film por el que Tom Hanks obtuvo su última nominación a los Oscars en la categoría de mejor actor secundario... y es que, pese a una 'publicidad' algo engañosa, él no es el protagonista de la función pero consigue captar la máxima atención del espectador cada vez que está en pantalla.


Adaptación de una historia real, basada en un artículo de la revista Esquire, el personaje del periodista Lloyd Vogel recibe el encargo de escribir un artículo sobre héroes, personas ejemplares... Y el elegido es el señor Fred Rogers, interpretado por Tom Hanks, toda una institución en el mundo televisivo gracias a su programa infantil y de enorme calado en gran parte de la sociedad norteamericana. Los buenos sentimientos, la bondad y generosidad de Rogers, difieren mucho del estado en el que se encuentra el periodista Vogel, un notable Matthew Rhys, quien se enfrenta a problemas en su relación con su padre, a los temores de la paternidad y el dolor por la pérdida de un ser querido.


Como si de una terapia de las emociones se tratase, la película se empeña en demostrar la necesidad y carencia que existe entre nosotros de amabilidad, empatía, candidez y bondad en un mundo, el actual, en el cual parecen tener cada vez menos cabida, destacando varios destellos de sabiduría ('A veces, solo a veces, cambiamos con nuestras palabras un mundo fracturado' o 'Los niños necesitan saber que incluso cuando los adultos hacemos planes no siempre salen como esperamos') pero sin despertar emoción ni fuerza suficiente en el público más allá de la actuación de Hanks que resulta lo más memorable de la función.


Dirigida de manera correcta por Marielle Heller, sufre ciertas deficiencias en el ritmo y devenir de la trama, no hace gala de ningún alarde ni vistosidad llamativa en su puesta en escena pero sí se intuye un eficaz trabajo realizado con su reparto, que consiguen sacar buenos registros interpretativos todos ellos, especialmente y a destacar a Susan Kelechi Watson en el papel de esposa del protagonista. El problema final de Un amigo extraordinario en su conjunto es que no llega a trascender a posteriori poco más allá de su visionado y que tan solo llegan a calar unos pocos retazos de la misma en la memoria del espectador. 'Todo lo mencionable, es manejable'.