Tantas historias como acciones, entre vivos, muertos vivientes o zombis, historias y momentos de cine clásico y variaciones para pasar a ser un estamento cinematográfico en el espacio del miedo, la plaga, la huida... El corto, el medio y el largo, en su extensión del metraje, continúan en su camino de mostrar las vicisitudes de humanos y muertos andantes bajo el estigma de no ser atacados o sobrevivir. El cine muestra con innumerables títulos de mayor o menor envergadura narrativa, narraciones potentes, relatos que entusiasman, entretienen, sin olvidar sus lecturas...
Little Monsters es una película muy entretenida que sustituye seriedad de género por una notable comedia de terror muy presentable en la línea de Poli de guardería, un compendio de humor gore y música de ukelele que hacen del film una propuesta recomendable bajo la mirada de cine campestre con juegos, niños y supervivencia. Un músico quiere superar la ruptura sentimental con su novia, momento en el que decide refugiarse en su sobrino y acude con él a una excursión del colegio a una granja junto a una base militar. Una invasión zombi será para unos un juego y para otros una lucha.
Con la música de Taylor Swift, canciones infantiles, diálogos muy divertidos, secuencias sangrientas y un homenaje a Darth Vader, Little Monsters, dirigida con acierto por Abe Forsythe y con interpretaciones muy dignas, discurre bajo los parámetros del campamento, el amor y una maestra, el héroe perdedor... cine comercial bien construido que no decae en ningún momento gracias a personajes cercanos y momentos memorables, gore de aparente ligereza pero lleno de intensidad con el caminar de los zombis hacia el espectador y el resultado de un buen feel zombi.