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#JuntosPorElCine y #PorAmorAlCine #01, por Javier Collantes

La configuración del cine dentro del cine ha sustentado innumerables títulos de películas, pero, además, ¿cuántas secuencias y escenas son homenajes a las salas de exhibición cinematográfica? A modo de referencias, desde la luminosidad y el haz de luz al patio de butacas pasando por las entradas y salidas, anuncios de próximas películas, ver y sentir... La fábrica de los sueños en una pantalla, síntesis de emociones, lugar y fecha en la memoria del 'cine con cine'.


Al asunto me encuentro con el recuerdo de una película que me entusiasma, The last picture show (1971), film de Peter Bogdanovich, un relato en condiciones lleno de nostalgia, con una dirección magistral, gracias, también, a las interpretaciones de Jeff Bridges, Timothy Bottoms, Cybill Shepherd, Ben Johnson, Ellen Burstyn, Randy Quaid... Una gran película ambientada en los años 50, en un pequeño pueblo de Texas, y protagonizada por tres amigos adolescentes.


Los tres jóvenes sueñan con cambiar sus vidas, en ese momento ubicadas entre un salón de billar, un café y un antiguo cine, espacios de una pequeña localidad sumergida en los cambios de la televisión y donde el cine, precisamente, se conforma como último refugio para sentirse vivos y transportar sus anhelos a través de viajes de cine con la proyección de secuencias de películas como El padre de la novia y, sobre manera, el último film, Río Rojo, de Howard Hawks.


Esta despedida del viejo cine es la definición emotiva, sin cargar las tintas, de una inmensa motivación para ver y disfrutar de una gran obra fílmica. Galardonada con dos Oscar a los mejores intérpretes secundarios, Ben Johnson y Cloris Leachman, el relato de Bogdanovich en The last picture show es una línea maestra en un tránsito fronterizo entre diferentes tiempos, la imagen del cine por fuera y por dentro es fascinante, una película que permanece para siempre.