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Crítica: "Greyhound: Enemigos bajo el mar", por Jesús Caro

Su estreno en salas estaba previsto para el 12 de junio pero, debido al COVID-19 y a la alteración del calendario, Greyhound: Enemigos bajo el mar, escrito y protagonizado por Tom Hanks, ha terminado por emitirse en Apple TV+, (otro) gigante de las plataformas de streaming que busca afianzarse entre las más importantes de su sector. Basada en la novela de C.S. Forester The good shepperd, y ambientada en el año 1942, en la II Guerra Mundial, Greyhound: Enemigos bajo el mar narra la travesía de un convoy de 37 naves con tropas y suministros, escoltadas por 4 cruceros y liderados por el destructor Greyhound, comandado por Ernest Krause, papel interpretado por Tom Hanks.


La historia queda condensada en apenas 90 minutos, no pierde el tiempo, va directa al grano, prescinde de todo aquello que no ayuda a contar lo que se pretende en primera instancia: mostrar la contienda bélica en un thriller en alta mar y que el espectador perciba la lucha de los protagonistas frente a los elementos, el cansancio, el drama y la tensión que provoca la mortal e implacable amenaza de los submarinos alemanes.


Cabe destacar el personaje de Hanks y su solvente interpretación -el único desarrollado en toda la película-, y no precisamente porque se nos muestre o sepamos mucho de él, pero su carácter, humanidad y liderazgo quedan perfectamente plasmados en pantalla frente al poco interés que se tiene al mostrar al resto de personajes que están para servir a la figura del protagonista. El director Aaron Schneider firma una propuesta de cine bélico naval de notable factura técnica, con una épica batalla en el mar, bastante bien recreada, acertado ritmo narrativo que no da apenas respiro durante su visionado y con un sencillo y eficaz guión para un entretenimiento sólido.