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"Pascua sin 'cuarestema' de cine I", por Javier Collantes

Además de política o sociedad, el séptimo arte también ha retratado las inquietudes de la fe, en este caso cristiana, un reflejo fílmico de dicha creencia en base a hechos, milagros... y escrituras cinematográficas que angulan a los más fieles creyentes ganados para la causa, pero también a los espacios ocupados por ateos y agnósticos. Ahora, en este tiempo, he elegido algunos ejemplos que evidencian estos vértices de liturgia y religiosidad.


En primer lugar, El Evangelio según San Mateo (1964), de Pier Paolo Pasolini, film que, en su momento, levantó polémica por la visión particular que el extraordinario cineasta plasmó de la figura de Jesucristo. Se llegó a comentar que era una visión marxista y no gustó a ciertos sectores, pero el Observatore Romano, el diario oficial del Vaticano, la considera una magnífica obra de arte en el más amplio sentido del término.


En esta obra maestra del cine, Pasolini nos relata las diferentes etapas en la vida de Jesucristo, desde su nacimiento hasta la resurrección, a través de su interpretación del texto evangélico de San Mateo, un argumento con el que, sirviéndose de secuencias maravillosas y una asombrosa fotografía en blanco y negro, humaniza, al estilo neorrealista y con un reparto de actores no profesionales, la figura del propio 'hijo de Dios'.


Con el acompañamiento de una banda sonora celestial, compuesta por toques de gospel y La pasión según San Mateo de J. S. Bach, pero también gracias a la sencillez y elegancia propias del verdadero lenguaje fílmico que Pasolini es capaz de perfilar en este extraordinario y sensacional retablo, El Evangelio según San Mateo se presenta como una película a revisar, una lección humanista en el cine religioso, simplemente distinta.