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Confinamiento de serie: "La línea invisible", por Paco España

Mariano Barroso es el actual presidente de la Academia de las Artes y Ciencias Cinematográficas de España, además de ser el responsable de la excelente película Todas las mujeres y de la extraordinaria miniserie de televisión El día de mañana. En La línea invisible se ha puesto al frente de una historia que se sitúa en el momento en el que la banda terrorista ETA inició la senda sangrienta que duraría 50 años. Es indudable el interés que supone que una ficción profundice en un episodio tan importante, y a la vez tan poco tratado, como es el momento en el que ETA tomó la decisión de incluir el asesinato como parte de sus acciones, algo que ocurrió en 1968, siete años antes de la muerte del dictador, cuya política de represión, teóricamente, justificaba las acciones de ETA, pero que, inexplicablemente, extendió su rastro de sangre hasta el 2018, con más de 850 muertes en su haber.


Es interesante el planteamiento y no se puede decir que sea un mal producto, pero eso no lo es todo y, en esta serie de seis capítulos -que se puede ver completa en la plataforma Movistar y el primer capítulo en YouTube-, hay diversos aspectos que no me parecen acertados, por lo que el conjunto del producto se resiente y no llega a la calidad que habitualmente el audiovisual español tiene cuando trata el tema de ETA, como pudimos comprobar el Días contados y La muerte de Mikel, de Imanol Uribe; El viaje de Arián, de Eduard Bosch; Yoyes, de Helena Taberna; La playa de los galgos, de Mario Camus; La pelota vasca, de Julio Medem; Todos estamos invitados, de Manuel Gutiérrez Aragón; o Lasa y Zabala, de Pablo Malo, entre otros.


La línea invisible tiene como protagonistas a Antonio de la Torre, como Melitón Manzanas, el jefe de la brigada político-social de Guipúzcoa, personaje que no pude ver en ningún momento -no siempre escoger al mejor actor es la mejor opción-; lo mismo me ocurrió con Alex Monner y su personaje Txabi Etxebarrieta, un aventajado estudiante y profesor de informática de la Universidad del País Vasco que se convierte en líder del giro operativo de la organización; Anna Castillo, como la activista Txiki; y Asier Etxeandia, cuyo personaje, 'El inglés', me llena de desconcierto por no estar bien perfilado, aun suponiendo que trata de representar a uno de los fundadores de ETA, Julen Madariaga.


Los más entonados en sus trabajos son Enric Auquer (Quien a hierro mata), como José Antonio Etxebarrieta; y María Morales (Gordos), con un estupendo trabajo como madre de los dos hermanos miembros de la banda. También me sorprendió ver a un a estupendo actor como Pablo Derqui en un papel muy secundario, así como a grupo de buenos actores vascos con papeles prácticamente anecdóticos como Ramón Barea, Txema Blasco, Josean Bengoetxea e Iñaki Ardanaz. El trabajo de casting de Sara Bilbatua es desequilibrado, probablemente por querer contar con intérpretes que atraigan a una franja de edad joven, cuya efectividad pongo en duda.


Al guión le falta un tiempo de maduración para ser pulido y enriquecido, ya que la información que ofrece esta miniserie, que suma 270 minutos, se puede recopilar con un rato navegando por Wikipedia, por eso me recuerda una de las frases mas antiguas del idioma español, que ya apareciera en la obra del Arcipreste de Hita en 1330, 'Mucho ruido y pocas nueces'. Estos aspectos negativos posiblemente sean debidos a la premura por la carrera establecida con la primera producción española de HBO, Patria, que se estrenará el próximo mes de mayo y que trata este mismo tema. Ya sabemos cual ha llegado primero, ahora nos queda saber cual llega mejor.