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Crítica: "La candidata perfecta", por Javier Collantes

El cine procedente de otros conceptos culturales respecto a las facetas artísticas del occidental son el exponente del significado de otras miradas, films necesarios para comprender, por ejemplo, Oriente Medio, una apertura fílmica sobre la vida diaria de un país que golpea en base a su misoginia los derechos de la población femenina, en este caso Arabia Saudí.


La cineasta Haifaa Al-Mansour, conocida directora de La bicicleta verde -la primera producción dirigida por una mujer en Arabia Saudí-, nos ofrece en La candidata perfecta una película liviana, aparentemente simplista, pero eficaz y necesaria desde muchos puntos de vista, cine de lanzar desde la cámara un relato bien filmado con su tono de denuncia.


En un país en el que parece que algo está cambiando, en destellos y detalles hacia la mujer aunque queda mucho por conquistar en leyes y prejuicios/desprecios, La candidata perfecta tira de notable dirección y equilibrio narrativo para ajustarse a las sensaciones propias del cine bienintencionado y valiente, un golpe de efecto como film esperanzador.


Una mujer médica, que ejerce con los condicionantes de ganarse el respeto de sus compañeros hombres, lidiará con el olvido por parte del ayuntamiento de asfaltar el camino de la entrada al hospital y otras muchas vicisitudes, como un problema para poder viajar por culpa de un permiso del tutor masculino, con su candidatura y campaña a las elecciones municipales.


En su construcción de cine social y sin olvidarse de la manufactura fílmica, La candidata perfecta nos abre una ventana a otras realidades, un film correcto que se deja ver y gusta sin ser ninguna obra maestra, ni mucho menos, una derivación de la 'feel good movie' árabe, presentable en todas sus variantes para la retina occidental del espectador medio.