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Crítica: "Cats", por Javier Collantes

De nuevo el asunto cinematográfico se encuentra con las adaptaciones, aunque en, en esta ocasión, corresponde el turno a las excelencias de un gran musical, un género que tantos éxitos ha cosechado en los escenarios teatrales como retablo de lugares y situaciones, ficción y realidad... innumerables títulos a los que, el cine como arte, tendió un puente, en este caso ni más ni menos que Cats.


Tom Hooper, con la producción ejecutiva de Steven Spielberg, adapta la obra de Andrew Lloyd Webber cuya idea se basa en la colección de poemas Los gatos sensatos del viejo Possum, del extraordinario autor T. S. Eliot. Con dichos mimbres, Cats nos presenta una comunidad de 'Jelicos' durante la noche en que su patriarca decidirá el que pasará a una nueva existencia, con el renacer como meta final.


Cada gato tiene posee algo especial para ser elegido, un punto de partida fascinante para un argumento que trasluce lecturas prodigiosas sobre el tapiz del dolor del perdedor, el aislamiento y la soledad, el amor humanista desde una mirada felina. Con una dirección espléndida y la fuerza de sus imágenes, las magníficas coreografías y canciones nos invitan al placer del callejón de los maullidos.


Si a dichas delicias añadimos a sus intérpretes, extraordinarias y asombrosas las presencias de Ian McKellen y Judi Dench, Cats se convierte en una dignificación del ser y estar tras un pequeño esfuerzo para ver más allá del dorado look estético, pura esencia del musical en cine, simplemente una maravilla, un espectáculo completo hasta la fibra más íntima, un gran paso de baile cinematográfico.