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Crítica: "Parásitos", por Javier Collantes

Las películas procedentes del continente asiático, y en concreto de Corea del Sur, contienen en sus argumentaciones e historias una síntesis de vida, formas, fondos, en un sentido que, a través del cine, cobran en sus imágenes una coreografía pictórica, por instantes real, que nos conduce al tratamiento cinematográfico inicial de una especie en el 'libro de estilo', en las esencias de un lenguaje que llega al espectador, siempre y cuando conforma la definición del cine en sus amplios ámbitos.


La última producción del cineasta Bong Joon Ho es una bocanada de aire fresco en el panorama del cine actual. Parásitos, Palma de Oro en el Festival de Cannes, es un film cuya composición en todos sus niveles resulta sorprendente, magnífica, asombrosa. La historia de una familia sin trabajo, sobreviviendo de empleos precarios, cuya vivienda es un semisótano, con cucarachas, hurtando a sus vecinos el wi-fi, en una apuesta por llegar a otras cotas económicas. El hijo mayor empieza a impartir clases de inglés a la hija de una familia acaudalada y de clase social alta, un paso para una fase de ganarse la confianza y, poco a poco, introducir a su familia en dicha mansión, después de engañar, embaucar y actuar para vivir mejor.


Las consecuencias de dichos engaños se convertirán en un engranaje de inusitadas consecuencias. Una batalla brutal, con contenidos, ritmos narrativos perfilados de comedia negra, retorcida, cuyo compás se combina con un humor extraordinario y una violencia, cuyas connotaciones sobre las clases sociales, la obsesión sobre el miedo al país vecino, Corea del Norte, convierten a Parásitos en un estudio de otra realidad en Corea del Sur. Con una puesta en escena impecable, su banda sonora, fotografía, escenarios, diálogos, con secuencias como las inundaciones y demás resueltas con elegancia en cada plano, la cámara recoge la esencia de un relato que te deja clavado en la butaca.


Los papeles de sus intérpretes y sus registros son una perfecta combinación de emoción, drama, existencia, conservando los valores de interpretar y convencer en todo su metraje. En modo de metáfora, palabra que se pronuncia en el film, el olor, la angustia, la lluvia, los rostros, en una clase social apartada del sistema, olvidada, marginada. Con instantes memorables, su construcción en los personajes, la ambientación, y sin olvidar más secuencias, como esa especie de zulo, como refugio... Construida de falsas identidades, con humor y tragedia asiática, Parásitos es una película tan redonda, apasionante, directa. Inolvidable, cine de mucha categoría.