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Crítica: "El Rey León", por Beatriz Gutiérrez y Javier Verón

Siguiendo con la línea de rehacer sus clásicos, Disney lanza ahora El Rey León. Tengo que admitir que la película animada de 1994 la habré visto unas 20 veces, así que tenía cierta curiosidad, sobre todo porque otros clásicos 'rehechos' como La Bella y la Bestia o El libro de la Selva sí tuvieron buen resultado. Con estos antecedentes comenzó la película.


Quizás se viva distinta sabiendo de antemano el final o lo que va a ocurrir, pero a mi me resultó un calco de la original, y eso que esta omite detalles y momentos como la magistral interpretación de Scar en la original (muy descafeinada en esta nueva versión), y el famoso desfile de las hienas a modo de soldados nazis.


Eso sí, yo diría que un calco carente de emociones. Y es que esta nueva película no emociona. Aparte de eso, no se teje la misma relación entre los personajes que en la original: por ejemplo, me ha llamado la atención la relación de Simba con Pumba y Timbón. Y creo que tiene mucha razón.


Quizás sí podría hablar muy bien de la fotografía. Los lugares en los que transcurría la animación original están muy bien recreados... ¿cómo era eso de que es malo que de una película sólo se hable de su fotografía? Debo reconocer que no me agrada hacer esta crítica tan negativa.


Es posible que no me haya gustado porque no la he visto en versión original (como la anterior todas las veces), o también es cierto que a una amiga le ha encantado. La original también me encantó. Resumiendo, totalmente prescindible, y mi consejo es que si quieres verla recuperes la antigua y disfrutes. Esta nueva no emociona ni tiene gancho.


Probablemente esperaba algo más de Jon Favreau, que en la nueva versión de El libro de la Selva de 2016 tuvo un mucho mejor resultado que en esta ocasión. Posiblemente mañana o pasado no recuerde ya esta nueva versión, y seguramente sea lo mejor. Yo me quedo con la original, que sí emociona y tiene gancho, aunque ya la hayas visto 20 veces.