El cortometraje como vía para mostrar realidades universales, verdades y reacciones, y modos de vida ante la posesión y obsesión del complejo mundo de las relaciones materno filiales en un tiempo determinado, conciso y enfermizo, en este caso a través de Cadenas invisibles. Paco Ibáñez vuelve a dirigir, en su extensa filmografía, una historia sobre el microcosmos familiar: una madre viuda, su nueva relación sentimental y una perniciosa forma de que su hijo no se emancipe y se vaya a vivir con su novia utilizando armas psicológicas.
Una respuesta destructiva, un desarrollo tóxico entre madre e hijo, la inmadurez y el egoísmo... todo ello resulta expuesto por Paco Ibáñez, mediante la metáfora del juego del scalextric, con un auténtico acierto y resultando su mejor trabajo audiovisual en su carrera como cortometrajista. Trama argumental sostenible y de calidad con secuencias marcadas por la veracidad y una notable fotografía en colaboración con Patxi Gabella.
Contribuye a lo certero de este cortometraje un reparto interpretativo equilibrado: Aarón Salmón, Guillermo Núñez, Eva Pardo, Jesús Corcuera y la extraordinaria actriz Consuelo Carravilla, que de nuevo conforma un registro sobresaliente. Cadenas invisibles visibiliza, a golpe de trazos secuenciales, un gran relato que se aparta del adorno visual para mostrar y contar una historia cruda, sin concesiones. Todo un hallazgo narrativo que, en su composición final, funciona a golpe de luz cinematográfica. Una excelente propuesta fílmica de Paco Ibáñez.