Los españoles somos proclives a echar por tierra nuestras cosas y dar más valor a todo lo que viene de fuera. Fruto de esta tendencia, llevamos muchos años minusvalorando nuestro cine sin la existencia de ningún criterio lógico que lo justifique, solamente fruto del prejuicio y, como todo prejuicio, equivocado además de injusto. En nuestro cine hay películas, exactamente igual que otros países, buenas, malas, mediocres y sublimes, y Tu hijo está más cerca de estas últimas.
Un cirujano de prestigio, magistralmente interpretado por José Coronado, es informado de que su joven hijo, con el que tiene una estupenda relación, ha sido brutalmente atacado por un grupo que le dejado en estado crítico. Tras el shock inicial, decide iniciar una investigación, que debido a su estado anímico resulta totalmente visceral y carente de cualquier imparcialidad, que le lleve a conocer la identidad de los autores del ataque, pero eso va a suponer un descenso a sus propios infiernos, difícil de asumir.
Miguel Ángel Vivas, autor de la estupenda y claustrofóbica Secuestrados (2010), que pertenece al equipo de directores de las series de TV La casa de papel y Vivir sin permiso, ya era capaz de mostrar sus dotes en la creación de atmósferas y la profundidad de campo en el duro cortometraje El hombre del saco (2002). En los primeros 20 minutos no pasa nada fuera de lo normal, pero cada plano, cada secuencia, cada personaje que aparece nos va dejando unas pistas que se retomarán con el transcurso del relato.
En el momento en el que se desencadena el conflicto y el padre es informado de la brutal paliza, una cámara nerviosa le sigue por los pasillos hospitalarios desde detrás, hurtándonos a los espectadores su rostro, lo que produce una sensación de angustia total. Situaciones similares a esta se producen durante la película en varios momentos, mediante desenfocados, fueras de plano, lluvia en los cristales, elementos que interfieren en la visión, como las puertas, lo que obligan al espectador a hacer uso de su imaginación, lo que magnifica la tensión de cada secuencia. Además, el uso del desenfocado selectivo dirige la mirada del espectador hacia el lugar del encuadre que el director quiere, dando una gran sensación de profundidad en todos los planos en los que esto se produce.
Resultan llamativos los paralelismos de esta película con otra de título similar, El hijo, de los belgas hermanos Dardenne. Aunque con una temática completamente diferente, hay un fondo dramático respecto a un hijo y un estilo visual en el que los planos siguiendo al protagonista desde detrás son frecuentes, lo que requiere un actor de gran solvencia para interpretar con el cogote, en aquella se trata del gran actor Olivier Gourmet como en esta José Coronado.
También aparecen en Tu hijo intérpretes de la talla de Ana Wagener, actriz que brilla en cada secuencia en la aparece, provocando un ascenso en el interés de la misma, a la que hemos podido ver recientemente en El reino, de Rodrigo Sorogoyen. Algo parecido se podría decir de Luis Bermejo, al que pronto veremos interpretando al rey emérito en una película de Alberto San Juan. El reparto lo completa un grupo de cuatro actores y actrices jóvenes con la solvencia suficiente para compartir plano con los anteriores.