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Crítica: "El veredicto. La ley del menor", por Javier Collantes

El denominado cine judicial contiene, por regla general, un interés mayor en las argumentaciones que se derivan de historias basadas en hechos reales o arregladas sobre el lenguaje de un libro cuyo traslado al vértice de una película suele resultar atractivo y, casi siempre, con una repercusión mayor en cuanto al público, suele obtener resultado cuantitativo en la calidad de su relato.


Ahora nos llega un film basado en una novela de Ian Mcewan cuyas bases pertenecen a una clase de temática interesante, bajo los auspicios de una escritura, presentación y desarrollo que no deja indiferente, desde cualquier punto de vista. Una prestigiosa jueza del Tribunal Superior de Londres, especializada en derechos familiares, que atraviesa una crisis matrimonial y a cuyas manos llega el caso de un adolescente con leucemia en estado de máxima gravedad. Si no se realiza una transfusión de sangre para salvar su vida, este joven fallecerá.


Su familia y los dogmas integrantes de su religión -Testigos de Jehová-, que rechazan dicha posibilidad por sus creencias, dificultan la toma de una decisión por parte de la jueza. El cambio de sentimientos provocará unas reacciones cambiantes sobre el dictamen final. La ética, la moral, la justicia, el entendimiento, el rechazo, la vida, la muerte, los sentimientos... son la vía de un relato apasionante que, salvo algún momento de concesiones en su trazado narrativo, mantiene un film notable.


Como una forma de narrar, sin remarcar, simplemente expone bajo los parámetros de un juicio de valores correctamente dirigido. El film, con sus tonos sombríos, es una reflexión con emotividad, por momentos pulcra, sentida, elegante, cuya apariencia de ambigüedad, su flema británica, no está exenta de pasión, miradas y diálogos que logran conmover. Una fotografía ajustada, unos encuadres aceptables, una banda sonora bien integrada en cada secuencia...


Una especie de cine clásico británico, contenido, pero sin olvidar la esencia del relato digno de ser admirado. Cine más serio, implicado en situaciones controvertidas, un film digno sin ser una obra maestra. Un relato que pasa de la enfermedad a la vida, la necesidad de cambiar, cierto amor maternal e incluso integrador en otros derroteros. Emma Thompson ofrece la mejor interpretación de toda su filmografía, extraordinaria, con maestría y clase.


Con una interpretación digna de admirar, en cada gesto y palabra, trasmite la esencia de una gran actriz, acompañada por una Stanley Tucci magnífico, sin fisuras, al igual que el resto del reparto. El veredicto. La ley del menor presenta una historia tremenda con dosis de realidad, cine que 'habla', traslada, mueve y cuenta 'cosas', una definición del cine en otras dimensiones.