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Crítica: "Cuando dejes de quererme", por Paco España

Igor Legarreta es el artífice de uno de los mejores cortometrajes españoles de todos los tiempos, El gran Zambini, con el asimismo gran Emilio Gavira, un cortometraje que merece estar en las antologías más exigentes. Cuando dejes de quererme cuenta una historia de una joven argentina, de origen vasco, que es informada de que los restos de su padre, del que ella pensaba que las había abandonado a ella y su madre cuando era muy pequeña, han aparecido junto a un zulo de armas de ETA, muy cerca del lugar donde vivió la familia en Euskadi años atrás.


A partir de este momento se genera un thriller de investigación de connotaciones terroristas en la España de los años sesenta, una historia romántica entre los protagonistas y las aportaciones cómico-argumentales del actor argentino Eduardo Blanco, a modo de esforzado 'Celestino'. Los saltos entre los géneros de la película y los numerosos requiebros de guión, algunos muy forzados, hacen que resulte un tanto desconcertante porque la credibilidad argumental se va deteriorando con el paso de las secuencias. Pero hay una parte de la película, la que componen los flashback que muestran la situación en Durango en los años sesenta, que tienen mucho más interés.


El guión, en esta parte, es más sólido y está sustentado en dos actores de gran calidad: el siempre impecable Antonio Dechent y el joven ganador de un Goya recientemente por Handia, Eneko Sagardoy. En el resto del reparto encontramos a una pléyade de actores de enorme calidad: Joaquín Climent, Kandido Uranga, Josean Bengoetxea, Itziar Aizpuru o Mario Pardo, además de una pequeña intervención del actor vasco afincado en Cantabria Aitor Gabiola.


Todo este entramado de géneros y ramificaciones argumentales se sustenta en la bella actriz Flor(encia) Torrente, muy poco brillante en esta ocasión, incapaz de trasmitir la intensidad emocional que su personaje necesita, con una mala dicción que dificulta su comprensión y con una química inexistente con su partener romántico, un Miki Esparbé poco inspirado. Quizás el hecho de ser la hija de la muy popular actriz, modelo y presentadora argentina Araceli González le haya facilitado el camino. Una pena.