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¿Qué pasa cuando un científico va al cine?, por Álvaro Fernández

Te sientas en la butaca, se apagan las luces y la imagen aparece en pantalla. Comienza la historia que te aislará del mundo las próximas horas. Es posible que en el transcurso de la película empatices con personajes o te emociones, o que no pase nada si la película no es muy buena.


Empieza la película, de momento va bien. Sin embargo, sabes que nada de eso es real, que se trata de actores y de escenarios falsos, un guión escrito con personajes inventados. Entonces, ¿Por qué te emocionas?

El científico te dirá: un grupo de neuronas motoras de tu cerebro, a las que llamamos neuronas espejo, se activan cuando vemos a otros realizar actividades y ayudan a comprender las acciones de los demás, e incluso empatizar con ellos. La clave para comprender la empatía que muestras con personajes (y con otras personas) se encuentra en este grupo de neuronas, ya que están conectadas con el sistema límbico, encargado de gestionar las emociones. Se encuentran principalmente en un área conocida como el área de Broca, relacionada con la producción del lenguaje.

La película se acerca a la mitad. Todo parece tan real. ¿Por qué parece tan real? Las imágenes están proyectadas en una pantalla blanca y son bidimensionales. Estás cómodo en una butaca mientras los personajes pasan penurias. No sientes el frío, el mal olor o el cansancio. Pero es tan real.

El científico te dirá: la forma que tiene el cerebro de procesar la información que provee la película es similar a la forma en que procesa la información del mundo real. Algunos investigadores están usando ahora el cine como herramienta para estudiar cómo se desenvuelve el cerebro en la percepción del mundo. 

La película está terminando. El uso de planos secuencia, la steady-cam, el guión y los efectos especiales llaman la atención. La película ha resultado ser realmente buena. Los críticos tenían razón por una vez. La gente que sale también lo comenta, parece que a muchos les ha gustado también. Siendo los gustos tan dispares, qué raro que guste a tanta gente. ¿Qué tendrá la película para que guste tanto?

El científico te dirá: Resulta que la forma en que se dirige la película influye mucho en la actividad cerebral. El buen director estimula de manera mucho más intensa el cerebro que imágenes aleatorias. También provoca que la mirada se dirija a áreas más específicas, como rostros de personajes, mientras que en trabajos peores hechos la mirada se dispersa mucho más. Ver una película parece un estímulo complejo, pero en ocasiones la respuesta cerebral es común hasta un 45% entre los espectadores. 

Algunos directores, como James Cameron, usan técnicas propias de la neurociencia para evaluar el impacto de sus imágenes. Así lo hizo, por ejemplo, con el tráiler de Avatar, encargando un estudio para analizar su impacto. Sorprendentemente, la reacción cerebral fue mucho más estimulante en el visionado 3D que en el de 2D. Para ello usó imágenes con resonancia magnética funcional (fMRI), que mide la actividad cerebral de forma no invasiva. Y también comentará la película como cualquier otro, porque no todo son neuronas.