Selfie es uno de los títulos españoles más estimulantes en lo que va de año. Lo que puede parecer una comedia ligera que se aprovecha del contexto social actual es, en realidad, un falso documental de una acidez, hacia todos los lados sobre los que dirige su mirada, que no deja títere con cabeza y que va helando la sonrisa del espectador según se van sucediendo las secuencias.
Bosco es el joven protagonista, hijo de un ministro, que ve como su padre es conducido a dependencias policiales acusado de corrupción, estafa, falsedad documental y otros delitos, mientras la policía registra su casa y se lleva documentos y ordenadores. En principio, piensa que es un error del juez o la falta de algún documento, pero pronto verá que su madre desaparece y su hermana se va con su novio a Estados Unidos, mientras se queda solo en una casa desierta y vacía... hasta que llega el agente inmobiliario que va a vender la casa y se tiene que marchar.
Decide irse al barrio de Lavapiés porque, según dice, 'esta gente se ayuda mucho entre ellos, ¿por qué no me van a ayudar a mi?' y se presenta como un damnificado por el desahucio. Aquí comienza el periplo del protagonista intentando contactar con amigos, familiares y miembros del partido, mientras sobrevive entre círculos sociales desfavorecidos sobre los que la película también arroja una gran carga ácida. Todos se aprovechan de todos, solamente se salva el colectivo de discapacitados psíquicos para el que trabaja el protagonista, mucho más honestos y sinceros que su entorno.
Una película sugerente y disfrutable que, lamentablemente, cuenta con un presupuesto de 10.000 euros, lo que cubrirá gastos de desplazamiento del equipo, alquiler y seguros de equipos, una promoción y distribución exiguas. Probablemente, el catering habrá sido el que cada uno se haya traído en el 'tupper' de su casa. Es una lástima que las personas que dedican sus tiempo y energía a la cultura tengan la mala costumbre de comer, incluso tres veces al día, y, si es posible, con calidad proteínica... pero con un presupuesto semejante es muy difícil llevar a cabo estas costumbres tan estrafalarias.
El reparto de Selfie es desconocido para el gran público, comenzando por su protagonista (Santiago Alverú) y salvo las excepciones de Macarena Sanz, que recientemente estuvo por Cantabria participando en Las furias, y, especialmente, Alicia Rubio, con la que pudimos charlar en una cercana edición del festival de Piélagos, estupenda actriz de cortometrajes como De noche y de pronto, Sinceridad o Sin problema, y en los destacados largometrajes Primos, La gran familia española o Tarde para la ira.