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Crítica: "Gernika", por Paco España

El 26 de Abril de 1937 se produjo, probablemente, uno de los hechos más cruentos y devastadores de la Guerra Civil española, el bombardeo de Gernika. Entre las 16:00 y las 19:30 h., la legión Cóndor de la Luftwaffe, comandada por el teniente coronel Wolfram von Richthofen –primo del famoso Barón Rojo- y apoyada por unidades italianas, realizó tres pasadas con bombas incendiarias sobre la villa vizcaína. En la última de ellas, además, ametrallando desde los aviones a los civiles que huían del horror. Estas bombas, probadas en España, se utilizarían profusamente en la II Guerra Mundial.


Otras villas cercanas, tal es el caso de Durango, también fueron bombardeadas, pero ninguna con la intensidad de Gernika, lo que produjo muchas críticas internacionales por no ser un objetivo estratégico en la contienda y por no disponer de ningún tipo de defensa antiaérea. Pero Gernika era la cuna de los fueros vascos y el valor simbólico del aplastamiento de esta villa era notable. Y la simbología no acabó allí, Pablo Picasso pintaría su famoso cuadro para la Exposición Universal de París de 1937, que no pisaría suelo español hasta el final de la dictadura. Llegó a España el 10 de Septiembre de 1981.


Ya en lo que se refiere a la propia película, con un reparto internacional y español –María Valverde, Ingrid García Jonsson, Julian Villagrán–, Koldo Serra, autor de la estimable "Bosque de sombras", dirige esta pulcra y fiel película con la clara intención de documentar este hecho tan importante. La historia se vertebra sobre una relación sentimental entre los dos protagonistas, correctos sin más al igual que el resto del reparto, que sirve para vehicular la presencia en el bombardeo. Estas secuencias están rodadas haciendo gala de gran espectacularidad y despliegue técnico.


Se nota en la película la intención de que sean perfectas y eso hace que todo sea 'muy bonito', que la disposición de todos los elementos en los distintos planos se vea demasiado preparada, lo que le da gran imagen de cartón piedra y nada parece real. La posición de los cadáveres, los fuegos y las explosiones realzan el conjunto, pero confiriendo una gran sensación de ficción. Todo esto, unido al poco interés que despierta la acción de los personajes, hacen del conjunto una propuesta bastante interesante desde el punto de vista documental y didáctico, pero muy poco desde el punto de vista dramático.