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Crítica: "Cuerpo de élite", por Paco España

Una de las mayores virtudes de esta película es su sinceridad. Sus avances previos prometían su mala calidad... y la película lo cumple totalmente. Una vez admitida esta premisa, puedes verla con libertad y el sano propósito de divertirte con algunas de sus situaciones, que, dependiendo de espectador, pueden ser escasas o numerosas.


Los guionistas de "Cuerpo de élite" han jurado que el guión de esta película, ya que su parentesco es más que evidente puesto que la base de ambas está en el humor autonómico buscando los estereotipos de personalidad de los diferentes territorios, es anterior al de "8 apellidos vascos". Entre estos dos títulos hay, además, varias diferencias importantes.


En primer lugar, el director de "Cuerpo de élite" no tiene ni la trayectoria ni el prestigio de un Emilio Martínez Lázaro ("Amo tu cama rica", "Los peores años de nuestra vida", "La voz de su amo", "El otro lado de la cama", "Carreteras secundarias") que, aunque dirija sin ganas, lo hace bastante mejor que Joaquín Mazón, conocido por dirigir varios episodios de las series "Allí abajo" y "Con el culo al aire".


Otra diferencia importante es que los guionistas de "Cuerpo de élite" no son ni Borja Cobeaga ni Diego San José (se nota mucho) y los intérpretes de ésta no son los brillantes actores y actrices de aquella, excepción hecha de la pareja formada por Carlos Areces y Joaquín Reyes, donde residen los diálogos y situaciones más destacadas de esta película.


Finalmente, se ha querido mezclar este humor autonómico con humor procedente de "007", "Loca academia de policía", "Austin Powers" e incluso de Ramón García y sus campanadas de Nochevieja. Demasiado para un guión tan endeble. "Cuerpo de élite" es un ejemplo más de los tumbos y palos de ciego que da el cine español en busca de su identidad en la comedia, sin darse cuenta de que Luis García Berlanga y Rafael Azcona ya abrieron ese camino hace tiempo.