Con la película disponible en salas comerciales desde horas antes del mismo, con varias proyecciones previas por diferentes puntos de la geografía nacional e incluso aquí en Cantabria, con el tradicional preestreno en Madrid apenas un día antes, y después de que se anunciase el pasado 22 de Enero en FITUR que el estreno de "Altamira" tendría lugar en Santander, el evento del pasado viernes, 1 de Abril, ha sido todo un estreno en diferido.
Además, todo lo relacionado con esta cita ha estado rodeado de un inusual oscurantismo organizativo, por no hablar de su sublime culminación en una restricción selectiva a dedo. La puesta de largo de esta producción cántabra, tanto por la temática de su argumento como por el origen de su financiación, se ha convertido en un arma doméstica de doble filo intercambiando los sentidos de público y privado.
Sin negar el evidente valor promocional de la película para el turismo y la cultura de Cantabria, y deseando que su proyección nacional e internacional vaya todo lo bien que deseamos sinceramente, "Altamira" ha sufrido, para más inri aquí en su tierra, un estreno en diferido y se ha convertido, al mismo tiempo, en un curioso ejemplo del trato preferencial en contra de la denominada cultura para todos.